El Plan de Ayala está más vigente que nunca (reivindican su programa, lo actualizan y potencian en luchas concretas)
x Mario Hernández
La Haine
23/11/2015
México
Fernando
Buen Abad y Daniel de Lucía recuerdan a Emiliano Zapata en el 105 aniversario
de la revolución mexicana (20.11.1910)
Mario
Hernández: Fernando Buen Abad (*), has escrito un “Apunte sobre el futuro”, refiriéndote a la figura de Emiliano
Zapata quien naciera en San Miguel, Anenecuilco, Morelos, el 8 de agosto de
1879. En parte de ese escrito afirmás que Zapata alertó a la historia sobre el
exterminio desaforado y la usurpación galopante. Precisamente hablando de este
exterminio desaforado, comentaba sobre el crimen de Miguel Ángel Giménez
Blanco, ¿cuál es la actualidad de Emiliano Zapata?
Fernando
Buen Abad: Es una pregunta que tiene muchas respuestas posibles, la
primera que me parece importante es que el Plan de Ayala, plan de lucha que
Emiliano Zapata consolida en el proceso revolucionario con el Ejército del
Sudeste, en principio está más vigente que nunca. Las exigencias de ese Plan de
Ayala, que tenían que ver con terminar con esa clase terrateniente y
latifundista que había hecho de México un reino del despojo, del asesinato, de
la esclavitud que había comenzado con la usurpación de la madre tierra de manos
de los pueblos originarios y que se extendió hasta el inicio del proceso
revolucionario de 1910.
Fue la
humillación más grande para el pueblo de México y ese Plan de Ayala sigue más
vigente que nunca porque hoy siguen los nietos y bisnietos de esos
terratenientes, actualizados y disfrazados de mil maneras, desde la forma
clásica de un terrateniente hasta las formas del rentismo más absurdo provocado
por el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, incluyendo las
formas de usurpación de agroindustrias y de experimentación agrícola, como lo
que hace Monsanto, por ejemplo. Otra forma de contestar a la pregunta se
refiere a la manera cultural y simbólica en la que Emiliano Zapata sigue
recorriendo todos los rincones del país y sigue siendo figura presente en los
movimientos indígenas y campesinos, y también en muchos movimientos urbanos que
reivindican las luchas históricas del país. Por lo tanto, que de manera
simbólica, Zapata sigue siendo una figura revolucionaria que convoca siempre al
pensamiento y las acciones transformadoras en México.
Otra
forma de responder y pensar su figura radica en que hoy existen movimientos
inspirados en su figura que han replanteado las formas de la organización
revolucionaria de Emiliano Zapata, que han reivindicado su programa, lo han
actualizado y potenciado, y están encarnando luchas muy concretas, una de ellas
la del EZLN en el sureste de México, pero no es la única, hay muchas
organizaciones políticas de corte político-militar, inclusive con
comportamientos algunas de guerrilla, pero otras con inserción de organización
política urbana o ciudadana y que en sus formas de organización y postulados
políticos repiten la inspiración de Emiliano Zapata.
MH: Voy a
citar a Emiliano Zapata, en 1910, cuando reparte tierra entre los campesinos de
Anenecuilco: “Unos cuantos centenares de
grandes propietarios han monopolizado toda la tierra laborable de toda la
República, de año en año han ido acrecentando sus dominios para lo cual han
tenido que despojar a los pueblos de sus ejidos o campos comunales y a los
pequeños propietarios de sus modestas heredades. Hay ciudades en el Estado de
Morelos, como la de Cuautla, que carecen hasta de terreno necesario para tirar
sus basuras y, con mucha razón, del terreno indispensable para el ensanche de
la población. Y es que los hacendados, de despojo en despojo, hoy con un
pretexto, mañana con otro, han ido absorbiendo todas las propiedades que
legítimamente pertenecen y desde tiempo inmemorial han pertenecido a los
pueblos de indígenas, y de cuyo cultivo éstos
últimos sacaban el sustento para sí y para sus familias”. (Emiliano Zapata,
fragmento de la carta dirigida a Woodrow Wilson, Presidente de los EE. UU., el
23 de agosto de 1914, citado por Fernando Buen Abad en su trabajo “Emiliano Zapata, apunte sobre el futuro”).
Quise citar extensamente esta parte de tu texto porque de alguna manera leyendo
esto uno se pregunta ¿qué cambió en México desde este escrito hace más de cien
años, con respecto a la actualidad que vive tu país?
FBA:
Cambiaron varias cosas, como todos los cambios de manera desigual y combinada.
Por supuesto que algunas de las conformaciones del uso del suelo desde 1917,
que es la fecha en que se firma la primer Constitución política del siglo XX en
México producto de la Revolución. Cambió que se desarrollaron grandes asentamientos
urbanos, tenemos cuatro grandes megalópolis en México que constituyen una
expresión de la expulsión de la mano de obra campesina e indígena que ha ido a
hacinarse en las manchas urbanas inmensas como la del Distrito Federal, que hoy
alberga a 23 millones de personas. Otros cambios importantísimos se dieron en
1938 cuando Lázaro Cárdenas expropió a la industria petrolera que había sido
apropiada por las empresas norteamericanas y en ese momento se produjo una
reivindicación del movimiento revolucionario de Emiliano Zapata. Cárdenas se
propuso completar la reforma agraria que propuso el Ejército zapatista, cambió
el proyecto educativo nacional, surgió el Instituto Politécnico Nacional. Hacia
los años 40’s en México tuvimos un episodio de reivindicaciones sociales y
nacionales, algunas socialistas. Con eso se reanimó una corriente de pensadores
y activistas revolucionarios. Cambió el proyecto educativo del país.
Hacia
1968 tuvimos un movimiento político estudiantil universitario de envergadura
trascendental para el país desde un movimiento que se desarrolló sobre
condiciones muy particulares pero que terminó siendo un ejercicio
revolucionario estudiantil y modificó para siempre la estructura política del
país.
Cambió el
México que vio en 1994 el nacimiento del EZLN con una sacudida importante para
la conciencia del país y de buena parte del planeta, donde los pueblos
originarios se reconocieron como sujeto revolucionario que toma su lugar, su
dignificación como una voz que fue olvidada, escondida y que ahora se hace
visible en la lucha política. También cambió un México que a pesar de la sangre
derramada por la guerra del narcotráfico, por la sangre del crimen organizado,
por los mil y un fraudes que se han cometido contra el pueblo, de todas maneras
hay una organización social de base que mueve una voluntad de cambio que está
acosada, silenciada porque tratan de sofocarla todos los días, pero que existe,
que busca salidas y posibilidades y que está ahí contra todos los pronósticos y
que va poco a poco ganando espacios. Esperamos que en breve pueda consolidarse
como una fuerza de cambio concreto.
Había
una vez unos campesinos que no querían que la realidad cambie e hicieron una
revolución
MH:
Continuamos con el historiador argentino Daniel de Lucía (**), para charlar sobre Emiliano
Zapata que nació hace 136 años y que fue indudablemente una de las figuras
centrales de la revolución mexicana, fundamentalmente por su posición ante el
problema agrario, el reparto de la tierra, la confiscación de ingenios, la fundación
de un banco agrícola, la apertura de escuelas primarias y el Plan de Ayala que
creo que es el programa político más avanzado dentro de la revolución mexicana,
su famosa consigna “Tierra y libertad”. Asesinado un 10 de abril de 1919. Me
gustaría que hagamos un contrapunto con otra figura de la revolución mexicana,
del sector agrarista, Francisco Villa nacido un 5 de junio de 1878. Charlar de
esas dos figuras nos sirve de excusa para remontarnos a la Revolución mexicana
de 1910.
Daniel de
Lucía: La contraposición no es solamente de figuras, es de contextos
regionales. Zapata es de Morelos, del sur de México, un lugar donde el
agrarismo colectivista de base indígena y mestiza seguía teniendo un gran peso.
En la historia agraria mexicana, tan agitada del siglo XIX, el gran
contendiente opositor de los hacendados no es el obrero agrícola, sino el
campesino comunitario que defiende las tierras comunitarias, esa es la gran
dialéctica del movimiento zapatista, la lucha contra los hacendados en nombre
del colectivo agrario, del ejido campesino y comunero. Villa por su parte, es
del norte de México, de Chihuahua, viene de otro contexto, otro tipo de
relaciones de producción, otra realidad agraria y fundamentalmente allí no hay
una base colectivista, el campesinado mestizo del norte, mas peón y arriero no
tenía esa base, no luchaba por sacarle la tierra a los hacendados para que la
comunidad mestiza la recupere. Por eso a veces a Villa se lo ha querido mostrar
como un bandido, alguien que con un grupo asaltaba haciendas para repartírsela
con sus generales. Si bien algo de esto hay, no es cierto que no hubiera una
reivindicación colectiva por la tierra en el norte de México, pero tenía otras
características, diferentes a las del sur.
Villa
llegó a formar colonias de veteranos, gente de sus huestes, que recibieron
pequeñas explotaciones en colonias campesinas creadas ex profeso, no como lo
del zapatismo que era la búsqueda de recuperar las tierras para la comunidad
indígena. El libro más completo que hay sobre Zapata es el de Carl Waldman, un
experto yanqui, y dice: “había una vez
unos campesinos que querían que la realidad no cambie y tan dispuestos estaban
a que la realidad no cambie que hicieron una revolución”, porque en Morelos
la revolución era volver hacia atrás, hacia la comunidad campesina que se
estaba expropiando desde el porfiriato en adelante. Esa es la diferencia entre
ellos, el movimiento de Zapata es mucho más radical por esto mismo, pero no
significa que el de Villa haya sido mero bandolerismo.
MH:
Trasladando estas figuras al presente complicado que vive México, ¿cuál sería
la vigencia de Zapata y de Villa?
DdL: No es
fácil decirlo, justamente México es un país que ha tenido rupturas profundas,
la herencia de la Revolución Mexicana fue que surgió un nuevo bloque de poder
diferente, que es el que se formó con el PRI, una nueva clase de propietarios
de la tierra nacida justamente de las reformas agrarias de esa época. Hoy por
hoy se da el descongelamiento de esa realidad, una salida por derecha de lo que
era el sistema nacionalista y burocrático del PRI, con una realidad bien
conservadora. La figura de Zapata ha sido tomada como un imaginario, como el
zapatismo que se diluyó y desilusionó mucho. Es curioso porque en los últimos
años se ha reivindicado mucho al magonismo, protagonizado por los hermanos
Magón de la comuna de Oaxaca, que para mí fue un movimiento contradictorio y
quizás no se lo analizó bien, es algo que pasa mucho en México que son las
expresiones de base.
MH: Los
hermanos Magón que eran anarquistas y maestros.
DdL: Eran
liberales también. Fue un movimiento muy contradictorio, que llegó a tener
posiciones racistas.
MH: En la
actualidad se mantiene el rol político de los maestros en México.
DdL: Es más,
la mayor parte de los cuadros del movimiento zapatista eran maestros. Manuel
Palafox era un maestro que era asesor socialista de Zapata. El movimiento
arenista de Tlaxcala, otro movimiento agrarista del sur de México más o menos
como el de Zapata, estaba dirigido por maestros de escuelas protestantes. Ha
sido muy importante el papel de mediadores sociales de los maestros en México,
inclusive lo menciona la famosa crónica de John Reed.
MH: “México insurgente”, un libro
interesante.
* Filósofo. Universidad de la Filosofía
** Historiador. Profesor Titular del Instituto
Superior del Profesorado “Joaquín V.
González”
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