Tommie Smith, John Carlos y Peter Norman, primeros lugares olímpicos en carrera de 200 metros en México 68
Con
información tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/
Octubre de
2015
En la mañana del 16 de octubre de 1968, durante
los XIX juegos olímpicos, realizados en la Ciudad de México, el atleta
estadounidense Tommie Smith ganó la carrera de los 200 metros con un récord mundial
de 19.83 segundos, con el australiano Peter Norman en segundo lugar con un
tiempo de 20.06 segundos, y el también estadounidense John Carlos en tercera
plaza con 20.10 segundos. Tras la carrera, los tres fueron a recoger sus
medallas en el podio.
Los dos
atletas estadounidenses recibieron sus medallas, pero vestían guantes negros,
representando la pobreza negra. Smith llevaba un pañuelo negro alrededor de su
cuello para representar el orgullo negro. Carlos tenía su chándal desabrochado
como muestra de solidaridad con todos los obreros de los Estados Unidos y
portaba un collar de abalorios que, según él, "era por las personas que fueron linchadas o asesinadas y nadie
ha hecho una oración por ellas, que fueron ahorcadas y por los que fueron
arrojados al agua en mitad del pasaje". Los tres atletas llevaban
insignias del Proyecto Olímpico para los
Derechos Humanos, incluido Norman, que expresó su simpatía con los ideales
de Smith y Carlos. El sociólogo Harry Edwards, fundador del Proyecto, había
incitado a los atletas negros a boicotear los Juegos Olímpicos; al parecer, las
acciones de Smith y Carlos el 16 de octubre de 1968 se inspiraron en los
argumentos de Edwards.
Los dos
atletas estadounidenses tenían previsto portar los guantes negros en el evento,
pero Carlos los olvidó en la Villa Olímpica. Fue el australiano Peter Norman
quien sugirió que Carlos usara el guante izquierdo de Smith, siendo ésta la
razón de que alzara su mano izquierda en lugar de su derecha, difiriendo del tradicional
saludo del Black Power. Cuando "The Star-Spangled Banner"
sonó, Smith y Carlos bajaron la cabeza, cerraron los ojos y realizaron el
saludo, un gesto que captó las portadas de todos los medios de comunicación del
mundo. Cuando se marcharon del podio fueron abucheados por la parte de la multitud.
Posteriormente Smith dijo: "Si gano,
soy americano, no afroamericano. Pero si hago algo ‘malo’, entonces se dice que
soy un negro. Somos negros y estamos orgullosos de serlo. La América negra
entenderá lo que hicimos esta noche”.
Apenas 10 días antes de que se inaugurara esa XIX Olimpíada, en la Ciudad de México, el gobierno mexicano había perpetrado una brutal masacre en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, el 2 de octubre. Nunca se hizo mención directa, pues la protesta se centró en la lucha de las comunidades negras de Estados Unidos, pero no sería extraño ni remoto que implícitamente esta protesta aludiera a Tlatelolco.
Fueron
expulsados inmediatamente, su carrera deportiva terminó, recibieron amenazas de
muerte y terminaron uno (Tommie Smith) de lavacoches en Texas y el otro (John Wesley
Carlos) de estibador en el puerto de Nueva York. Fue gracias a gente valiente
como ellos que en EEUU retrocedió un poco la segregación racial.
Pero la
historia del australiano, Peter Norman, medalla de plata en esa carrera, es
menos conocida.
Los 2
americanos le explicaron lo que iban a hacer y le preguntaron qué le parecía.
Norman contestó: “Creo que todo hombre
tiene derecho a beber la misma agua. Creo en lo que creen ustedes”. Y a
continuación señaló el distintivo de la lucha de los negros (la pegatina
redonda del Proyecto Olímpico para los
Derechos Humanos que se ve en la foto) y preguntó si tenían uno para él. De
esa forma mostró su solidaridad con la lucha de los negros.
Las
consecuencias para el australiano fueron terribles.
Fue
condenado al ostracismo. No sólo se le hizo difícil seguir corriendo; tampoco
conseguía quién le diera trabajo. Repetidas veces lo invitaron a pedir perdón por el episodio de México,
pero él se negó, y siguió entrenando por las suyas y logrando tiempos
superiores a sus rivales. En los cuatro años siguientes batió trece veces la
marca de calificación en los 200 metros para ir a las Olimpíadas de Múnich en
1972, pero no lo convocaron al equipo nacional y, por primera vez en la
historia de los Juegos, Australia no tuvo sprinter
en las finales de 100 y 200 metros. Norman intentó dedicarse al fútbol australiano
profesional pero una lesión en el tendón de Aquiles lo puso al borde de perder
la pierna por gangrena. Se hizo adicto a los calmantes que le recetaban, luego
alcohólico, luego se recuperó y empezó a militar en el sindicalismo y trabajar
en una carnicería. Usaba su medalla olímpica para trabar la puerta de su
departamento.
Cuando se
anunció que Australia organizaría los Juegos en el 2000, se ilusionó con que lo
incluyeran en los festejos. Los organizadores de Sídney invitaron a todos los
medallistas olímpicos australianos a desfilar el día de la inauguración, pero a
Norman no sólo lo excluyeron del desfile: ni siquiera le mandaron entradas para
ir al estadio. Era el mejor velocista de la historia australiana pero no
existía. Incluso en la estatua que se había erigido en el campus de San José,
California, conmemorando aquel podio de México 68, el segundo lugar estaba
vacío.
Cuando Peter
Norman murió en el 2006, los 2 ex velocistas americanos, Tommie Smith y John
Wesley Carlos, viajaron hasta Melbourne y llevaron su féretro. La banda que
acompañaba el cortejo tocaba “Carros de
fuego”.
Comentarios