Por Graciela Alonso*
*Integrante de la
Colectiva Feminista La Revuelta
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MARCHA
Una mirada popular de la Argentina
y el mundo
Análisis y opinión
2 noviembre, 2015
El cuidado de los cuerpos-territorios de mujeres mapuche pone
en evidencia los efectos cotidianos del modelo neoextractivista. La paradoja de
asistir a un juicio por tentativa de homicidio cuando la acción de protesta
está puesta en la defensa, la recuperación y la reconstrucción de las
soberanías. ¿Qué se busca con el enjuiciamiento a Relmu Ñamku?
En la Patagonia estamos
desafiadas a situar el andar feminista en la actual fase de acumulación
capitalista. El proceso que recorre las economías de América Latina, conocido
como “ofensiva extractivista”, a
partir de la cual se profundiza la “acumulación
por desposesión”, cristaliza en la provincia de Neuquén en un Estado que
considera que los territorios mapuche son tierras fiscales que pueden
concederse sin más a las petroleras nacionales y multinacionales.
En este contexto el pueblo
mapuche viene desplegando sus propias prácticas culturales de producción y
transmisión de conocimiento a través/en/con/desde los cuerpo-territorios de
mujeres mapuche que ponen en evidencia los efectos cotidianos del modelo
neoextractivista.
El cuidado y la
resistencia no son violencia
Relmu Ñamku y otras lamgen mapuche, están desafiando los
estatutos del estado moderno, escenificando prácticas de resistencia en clave
de reciprocidad y cuidado. Cuidados en sentidos amplios, abarcativos,
extensivos. Es una paradoja estar transitando un juicio por tentativa de
homicidio cuando la acción de protesta está puesta en el cuidado. El cuidado de
los cuerpos-territorios que impone límites a la soportabilidad ante el
avasallamiento del capitalismo de rapiña sobre los bienes comunes.
Las prácticas de cuidado
han sido muchas veces criticadas desde los feminismos dado que desde ellas,
devenidas en mandatos, se pretendía relegarnos a espacios no públicos. Sin
embargo, en este contexto, el cuidado puede resignificarse como línea de fuga
hacia la construcción de un modo de vida diferente (hacia una Kvme Felen),
tomando argumentaciones feministas geopolíticamente situadas y desde los
aportes del mapuche kimvn. Considerando también que la defensa de nuestros cuerpos-territorios
es cuidado y resistencia, y no violencia. Las mujeres sabemos profundamente
esto.
Otras enseñanzas que las
mujeres mapuche nos hacen para sentipensar nuestro feminismo es el intento de
no dicotomizar lo filosófico-espiritual de lo político. La ceremonia antes del
inicio del juicio y las palabras que Relmu expresa constantemente desde hace
meses, articulan desde la ancestralidad (que es más genealogía que esencia) los
saberes hechos cuerpo y el reclamo político. El cuerpo es un punto de partida,
pero es un cuerpo comunitario, territorial, que es parte de esa ancestralidad
contextualizada e histórica desde donde construir genealogías, memorias.
La noción de cuerpo-territorio
(que decidimos escribir de esta manera) articula luchas feministas (centradas
históricamente en el cuerpo) y luchas indígenas (situadas fundamentalmente en
el territorio).
¿Qué se busca con el
enjuiciamiento a Relmu?
En este sentido, nos situamos en los aportes de Silvia
Federici porque permiten ver cómo la llamada “transición” del feudalismo al capitalismo se concretó a través de procesos
donde los cuerpos y saberes de las mujeres que ponían en cuestión el orden
hegemónico (popular e indígena) necesitaron ser destruidos, negados,
ilegalizados. ¿Qué se busca hoy con el enjuiciamiento a Relmu?: reponer la
posibilidad de esa continuidad histórica para que la acumulación
originaria/expropiatoria del capitalismo pueda recomponerse.
Esta criminalización de la
protesta de la comunidad Winkul Newen, y particularmente de Relmu, permite
visibilizar cómo opera el entronque patriarcal. La intersección de
desigualdades muestra el largo alcance de un estado racista, clasista,
patriarcal que, a partir del aparato judicial, intenta condenar a una mujer
indígena para salvar las inversiones empresariales. Lo que se le escapa a este
entronque patriarcal es que las mujeres mapuche, no son las que construyó su
ideología (y que cierto feminismo avaló): no son las conservadoras,
tradicionales, sumisas reproductoras de una cultura congelada. Son mujeres que
fortalecen desde lo filosófico-político la posibilidad de luchar por la
autonomía y soberanía de sus territorios cuerpos.
Claramente en esta muestra
de colonización se reactualiza lo que Rita Segato llama el frente empresarial,
estatal, mediático y religioso. Resistir y destruir este entronque o frente requiere
de la recuperación y reconstrucción de la soberanía sobre nuestros cuerpos-territorios.
Esto están haciendo las mujeres mapuche de comunidades afectadas por el
extractivismo. Esto está haciendo Relmu.
No Todxs somos Relmu pero
podríamos serlo si pensamos, como propone Rivera Cusicansqui, que “la descolonización parte por recuperar la
noción de lo indígena, no fuera de nosotras para aceptarnos con una cierta
solidaridad paternalista, sino (como)
un reconocimiento de nuestra propia condición de colonizadas”. Es por eso
que las feministas no apoyamos la lucha
de Relmu, somos parte de esta lucha.
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