Desinformémonos
Fotos y Texto: David Bacon
24 enero 2016
El 29 de marzo del 2015, el fotógrafo estadounidense y
activista laboral, David Bacon, siguió a un grupo de trabajadores agrícolas en
el Valle de San Quintín, en el estado mexicano de Baja California, que
marcharon hasta la frontera con los Estados Unidos.
Miles de trabajadores -que
recogen fresas y tomates para el mercado estadounidense – pasaron dos semanas
de huelga en protesta por sus salarios de miseria. Estos trabajadores
agrícolas, que proceden principalmente del sureño estado mexicano de Oaxaca y
componen el grueso de la mano de obra agrícola en Baja, reciben unos nueve
dólares al día; ellos están exigiendo salarios de cerca de 300 pesos, o 24
dólares.
Los cultivadores traen a
familias enteras, particularmente los pueblos indígenas mixtecos y Triquis, a
vivir en campos de trabajo que son notorios por sus malas condiciones. Toda la
operación es una reminiscencia de las maquiladoras industriales, trasplantadas
a la agricultura.
Las grandes compañías se
alejaron de las negociaciones con los trabajadores y firmaron contratos con el
gobierno y sindicatos afiliados que no estaban en huelga. Prometieron el 15 por
ciento de los aumentos salariales para los trabajadores, que es mucho menos de
lo que estaban pidiendo.
El mayor distribuidor
estadounidense, Driscoll’s, sostiene que su principal cultivador, BerryMex,
paga tasas mayores de 5 dólares a 9 dólares por hora – una reclamación muy
dudosa, según activistas. Los cultivadores quieren avanzar hacia un código de
conducta que evite cualquier negociación o contratos con el sindicato en
huelga, la Alianza. Al mismo tiempo, los cultivadores han traído más
trabajadores desde el sur de México para romper la huelga.
En una última sesión de
negociación entre la organización de los trabajadores, la Alianza y el gobierno
el 4 de junio de 2015, las autoridades anunciaron un nuevo salario mínimo en
San Quintín de 150 (aproximadamente 8.40 dólares), 165 (9.20 dólares) o 180
pesos (10 dólares) por día, dependiendo del empleador.
Pero en la parte superior
del salario diario de 180 pesos, un trabajador del campo de Baja California
tiene que trabajar durante casi tres horas para comprar un galón de leche. Los
trabajadores también dicen que las compañías no acatan el acuerdo, y han
anunciado su apoyo a un boicot de Driscoll’s Berries.
Fidel Sánchez, líder de la
huelga dijo:
“Podemos comer las frutas y los vegetales que estos
trabajadores están produciendo, pero sabe casi nada sobre los propios
trabajadores. Este marcha, y la huelga misma, demuestra que los trabajadores ya
no están dispuestos a ser invisibles”.
Los trabajadores agrícolas
desde el Valle de San Quintín, en Baja California, tomaron los autobuses a
Tijuana, la ciudad más grande en el estado. Dos huelguistas mantienen un
letrero que dice: “Somos jornaleros,
producimos la tierra, merecemos un mejor salario”.
Los huelguistas llenaron
un autobús con rumbo a la frontera. Una indígena Triqui lleva un distintivo
huipil, desde su ciudad natal. Las mujeres triquis son famosas tejedoras. Los
huelguistas son casi todos indígenas mixtecos y Triquis migrantes de Oaxaca, en
el sur de México.
Después de bajar del
autobús en Tijuana, los trabajadores agrícolas se formaron para la marcha con
rumbo a la frontera.
Dos agricultores sostienen
letreros en la parte delantera del autobús que los llevó a Tijuana. Uno dice: “San Quintín exige un salario digno a
jornaleros”. El otro dice: “Aumento
salarial de 300 pesos diarios”.
Bonifacio Martínez, un
líder de la huelga para los trabajadores agrícolas, habla en un mitin para que
los trabajadores se preparen para marchar a la frontera. A la izquierda está
Fidel Sánchez y el de la derecha es Justino Herrera, ambos eran líderes en el
momento de la organización de trabajadores, la Alianza. Sánchez es aún un líder
de Alianza, mientras que Herrera abandonó para formar otra organización.
La hija de un trabajador
agrícola lee una declaración que escribió acerca de las razones por las que su
familia fue a la huelga. Viste el característico huipil Triqui de su ciudad
natal en Oaxaca.
Los huelguistas llevan una
manta con su principal demanda: ¡EXIGIMOS
UN SALARIO DIGNO!
Esquiroles en una doble línea para golpear a los trabajadores
agrícolas en las marchas a través de las calles de Tijuana el 29 de marzo del 2015.
Una mujer no puede
contener su ira como los huelguistas de marzo a través de la Zona del Río, en
el centro de Tijuana.
Los indígenas triquis
mujeres esperan la marcha de la huelga de los trabajadores agrícolas próxima a
llegar a la valla de la frontera mexicano-estadounidense. Los trabajadores
marcharon a la frontera para llamar la atención sobre el hecho de que los
tomates y las fresas deben elegir si son exportados o no a los Estados Unidos.
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