Por Agustín Fernández
Gabard y Raúl Zibechi
Fuente:
Publicado por Red Latina
sin fronteras
02/13/2016
Estados Unidos fue siempre una sociedad colonizadora. Incluso
antes de constituirse como Estado estaba eliminando a la población indígena, lo
que significó la destrucción de muchas naciones originarias, sintetiza el
lingüista y activista estadunidense Noam Chomsky cuando se le pide que describa
la situación política mundial. Crítico acérrimo de la política exterior de su
país, sostiene que desde 1898 se volcó hacia el escenario internacional con el
control de Cuba, a la que convirtió esencialmente en colonia, para invadir
luego Filipinas, asesinando a un par de cientos de miles de personas.
Continúa hilvanando una
suerte de contrahistoria del imperio: Luego le robó Hawai a su población
originaria, 50 años antes de incorporarla como un estado más. Inmediatamente
después de la segunda Guerra Mundial Estados Unidos se convierte en potencia
internacional, con un poder sin precedente en la historia, un incomparable
sistema de seguridad, controlaba el hemisferio occidental y los dos océanos, y
naturalmente trazó planes para tratar de organizar el mundo a su antojo.
Acepta que el poder de la
superpotencia ha disminuido respecto al que tenía en 1950, la cima de su poder,
cuando acumulaba 50 por ciento del producto interno bruto mundial, que ahora ha
caído hasta 25 por ciento. Aun así, le parece necesario recordar que Estados
Unidos sigue siendo el país más rico y poderoso del mundo, y a nivel militar es
incomparable.
Un sistema de partido
único
En algún momento Chomsky comparó las votaciones en su país con
la elección de una marca de pasta de dientes en un supermercado. El nuestro es
un país de un solo partido político, el partido de la empresa y de los
negocios, con dos facciones, demócratas y republicanos, proclama. Pero cree que
ya no es posible seguir hablando de esas dos viejas colectividades políticas, ya
que sus tradiciones sufrieron una mutación completa durante el periodo
neoliberal.
Están los republicanos
modernos que se hacen llamar demócratas,
mientras la antigua organización republicana quedó fuera del espectro, porque
ambas partes se desplazaron a la derecha durante el periodo neoliberal, igual
que sucedió en Europa. El resultado es que los nuevos demócratas de Hillary
Clinton han adoptado el programa de los viejos republicanos, mientras éstos
fueron completamente desplazados por los neoconservadores. Si usted mira los
espectáculos televisivos donde dicen debatir, sólo se gritan unos a los otros y
las pocas políticas que presentan son aterradoras.
Por ejemplo, destaca que
todos los candidatos republicanos niegan el calentamiento global o son
escépticos, que si bien no lo niegan dicen que los gobiernos no deben hacer
algo al respecto. Sin embargo el calentamiento global es el peor problema que
la especie humana ha enfrentado jamás, y estamos dirigiéndonos a un completo
desastre. En su opinión, el cambio climático tiene efectos sólo comparables con
la guerra nuclear. Peor aún, los republicanos quieren aumentar el uso de
combustibles fósiles. No estamos ante un problema de cientos de años, sino de
una o dos generaciones.
La negación de la
realidad, que caracteriza a los neoconservadores, responde a una lógica similar
a la que impulsa la construcción de un muro en la frontera con México. “Esas personas que tratamos de alejar son
las que huyen de la destrucción causada por las políticas estadunidenses”.
En Boston, donde vivo,
hace un par de días el gobierno de Obama deportó a un guatemalteco que vivió
aquí durante 25 años; tenía una familia, una empresa, era parte de la
comunidad. Había escapado de la Guatemala destruida durante la administración
Reagan. En respuesta, la idea es construir un muro para prevenirnos. En Europa
es lo mismo. Cuando vemos que millones de personas huyen de Libia y de Siria a
Europa, tenemos que preguntarnos qué sucedió en los últimos 300 años para
llegar a esto.
Invasiones y cambio
climático se retroalimentan
Hace apenas 15 años no existía el tipo de conflicto que
observamos hoy en Medio Oriente. Es consecuencia de la invasión estadounidense a
Irak, que es el peor crimen del siglo. La invasión británica-estadounidense tuvo
consecuencias horribles, destruyeron Irak, que ahora está clasificado como el
país más infeliz del mundo, porque la invasión se cobró la vida de cientos de
miles de personas y generó millones de refugiados, que no fueron acogidos por
Estados Unidos y tuvieron que ser recibidos por los países vecinos pobres, a
los que se encargó recoger las ruinas de lo que nosotros destruimos. Y lo peor
de todo es que instigaron un conflicto entre sunitas y chiítas que no existía
antes.
Las palabras de Chomsky
recuerdan la destrucción de Yugoslavia durante la década de 1990, instigada por
Occidente. Al igual que Sarajevo, destaca que Bagdad era una ciudad integrada,
donde los diversos grupos culturales compartían los mismos barrios, se casaban
miembros de diferentes grupos étnicos y religiones. La invasión y las
atrocidades que siguieron instigaron la creación de una monstruosidad llamada
Estado Islámico, que nace con financiación saudita, uno de nuestros principales
aliados en el mundo.
Uno de los mayores
crímenes fue, en su opinión, la destrucción de gran parte del sistema agrícola
sirio, que aseguraba la alimentación, lo que condujo a miles de personas a las
ciudades, creando tensiones y conflictos que explotan apenas comienza la
represión.
Una de sus hipótesis más
interesantes consiste en cruzar los efectos de las intervenciones armadas del
Pentágono con las consecuencias del calentamiento global.
En la guerra en Darfur
(Sudán), por ejemplo, convergen los intereses de las potencias con la
desertificación que expulsa poblaciones enteras de las zonas agrícolas, lo que
agrava y agudiza los conflictos. Estas situaciones desembocan en crisis
espantosas, como sucede en Siria, donde se registra la mayor sequía de su
historia que destruyó gran parte del sistema agrícola, generando
desplazamientos, exacerbando tensiones y conflictos, reflexiona.
Aún no hemos pensado
detenidamente, destaca, sobre lo que implica esta negación del calentamiento
global y los planes a largo plazo de los republicanos que pretenden acelerarlo:
Si el nivel del mar sigue subiendo y se eleva mucho más rápido, se va a tragar
países como Bangladesh, afectando a cientos de millones de personas. Los
glaciares del Himalaya se derriten rápidamente poniendo en riesgo el suministro
de agua para el sur de Asia. ¿Qué va a pasar con esos miles de millones de
personas? Las consecuencias inminentes son horrendas, este es el momento más
importante en la historia de la humanidad.
Chomsky cree que estamos
ante un recodo de la historia en el que los seres humanos tenemos que decidir
si queremos vivir o morir: “Lo digo
literalmente. No vamos a morir todos, pero sí se destruirían las posibilidades
de vida digna, y tenemos una organización llamada Partido Republicano que
quiere acelerar el calentamiento global No exagero –remata– es exactamente lo
que quieren hacer”.
A continuación cita el
Boletín de Científicos Atómicos y su Reloj del Apocalipsis, para recordar que
los especialistas sostienen que en la Conferencia de París sobre el
calentamiento global era imposible conseguir un tratado vinculante, solamente
acuerdos voluntarios. ¿Por qué? Debido a que los republicanos no lo aceptarían.
Han bloqueado la posibilidad de un tratado vinculante que podría haber hecho
algo para impedir esta tragedia masiva e inminente, una tragedia como nunca ha
existido en la historia de la humanidad. Eso es lo que estamos hablando, no son
cosas de importancia menor.
Guerra nuclear,
posibilidad cierta
Chomsky no es de las personas que se dejan impresionar por
modas académicas o intelectuales; su razonamiento radical y sereno busca evitar
furores y, quizá por eso, se muestra reacio a echar las campanas al vuelo sobre
la anunciada decadencia del imperio. Tiene 800 bases alrededor del mundo e
invierte en su ejército tanto como todo el resto del mundo junto. Nadie tiene
algo así, con soldados peleando en todas partes del mundo. China tiene una
política principalmente defensiva, no posee un gran programa nuclear, aunque es
posible que crezca.
El caso de Rusia es
diferente. Es la principal piedra en el zapato de la dominación del Pentágono,
porque tiene un sistema militar enorme. El problema es que tanto Rusia como
Estados Unidos están ampliando sus sistemas militares, ambos están actuando
como si la guerra fuera posible, lo cual es una locura colectiva. Cree que la
guerra nuclear es irracional y que sólo podría suceder en caso de accidente o
error humano. Sin embargo, coincide con William Perry, ex secretario de Defensa,
quien dijo recientemente que la amenaza de una guerra nuclear es hoy mayor de
lo que era durante la guerra fría. Chomsky estima que el riesgo se concentra en
la proliferación de incidentes que involucran fuerzas armadas de potencias
nucleares.
La guerra ha estado muy
cerca innumerables veces, admite. Uno de sus ejemplos favoritos es lo sucedido
bajo el gobierno de Ronald Reagan, cuando el Pentágono decidió poner a prueba
las defensas rusas mediante la simulación de ataques contra la Unión Soviética.
Resultó que los rusos se
lo tomaron muy en serio. En 1983 después de que los soviéticos automatizaron
sus sistemas de defensa detectaron un ataque de misil estadounidense. En estos
casos el protocolo es ir directo al alto mando y lanzar un contraataque. Había
una persona que tenía que transmitir esta información, Stanislav Petrov, pero
decidió que era una falsa alarma. Gracias a eso estamos acá hablando.
Sostiene que los sistemas
de defensa de Estados Unidos tienen errores serios y hace un par de semanas se
difundió un caso de 1979, cuando se detectó un ataque masivo con misiles desde
Rusia. Cuando el consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, estaba
levantando el teléfono para llamar al presidente James Carter y lanzar un
ataque de represalia, llegó la información de que se trataba de una falsa
alarma. Hay docenas de falsas alarmas cada año, asegura.
En este momento las
provocaciones de Estados Unidos son constantes. La OTAN está llevando a cabo
maniobras militares a 200 metros de la frontera rusa con Estonia. Nosotros no
toleraríamos algo así sucediendo en México.
El caso más reciente fue
el derribo de un caza ruso que estaba bombardeando fuerzas yihaditas en Siria
a fines de noviembre. Hay una parte de Turquía casi rodeada por territorio
sirio y el bombardero ruso voló a través de esa zona durante 17 segundos, y lo
derribaron. Una gran provocación que por suerte no fue respondida por la
fuerza, pero llevaron su más avanzado sistema antiaéreo a la región, que le
permite derribar aviones de la OTAN. Argumenta que hechos similares están
sucediendo a diario en el mar de China.
La impresión que se
desprende de sus gestos y reflexiones es que si las potencias que son agredidas
por Estados Unidos actuaran con la misma irresponsabilidad que Washington, la
suerte estaría echada.
Comentarios