Palabras de Gustavo Castro al pueblo de Honduras: Agradezco toda la solidaridad hondureña y la internacional
Por Gustavo Castro Soto
Posteado por Kaos en la
red
Publicado: 18 marzo, 2016
Tegucigalpa, Honduras
15 de marzo de 2016
Al Pueblo de Honduras
No
sé si algún día estas líneas lleguen a ustedes.
Vine a Honduras con tanta
ilusión. Hacía muchos años que no venía. Pero le agradezco a Bertha que me haya
invitado. Amiga del alma desde hace tantos año, ella y su familia. Pese a todo
lo vivido no me arrepiento de haber venido ni de haber sido elegido por el
destino para poder despedirme de mi querida amiga.
Me duelen tanto mis
heridas aunque ya van cicatrizando, pero me duele más el dolor del querido
pueblo hondureño que no se merece esto, nadie nos lo merecemos. Siempre hemos
admirado a este pueblo noble lleno de valentía y lucha por una vida digna para
todos y todas, donde quepan todos, sin distinción y con justicia. Esa fue la
lucha de Bertha.
Así como siento el amor
del pueblo hondureño por México, así es el amor que siento por este hermoso
país, por sus paisajes, por su naturaleza y sobre todo por su gente, por su
orgullo de ser catrachos. No dejemos que ni los asesinatos ni los gorgojos nublen
la esperanza ni el paisaje.
Cuando en México me topo
por las calles con migrantes de esta tierra, no resisto el acercarme para
tenderles la mano y reconocer su valentía, porque sé la travesía que llevan a
cuestas, y el dolor por lo que dejan para seguir la ruta de la vida, de la
esperanza, de buscar algo mejor. Y me digo y les digo, no se vayan, regresen,
el viaje es difícil, nuestra gente, nuestra tierra nos necesita. Y les despido
con una palabra que Bertha siempre me decía: “Cheke!”.
Nuestra tierra es
generosa, nuestra sangre la misma, los mismos lazos mesoamericanos que nos unen
desde siempre y que nos invitan a luchar, al igual que Bertha, por una vida más
digna y mejor para todos.
En estos días de espera
por reunirme con los míos, mucha gente hondureña me ha mandado su solidaridad y
saludos de afecto. A todos les agradezco tanto, tanto. Bertha significaba mucho
para mí como para todos ustedes. Bertha fue una mujer excepcional que luchó por
una Honduras mejor, más digna, más justa, por un país para todos. Su espíritu
crece en el corazón del pueblo hondureño, porque no la enterramos sino que la
sembramos para que desde La Esperanza, alimente la esperanza.
Que no les quepa duda, he
apoyado todas las diligencias que me han pedido las autoridades a la hora que
me lo han solicitado, más de diez, y lo seguiré haciendo para que se haga
justicia. Aunque siempre las autoridades me dijeron en múltiples ocasiones que
me podía ir, incluso dispusieron de un helicóptero para salir de La Esperanza a
Tegucigalpa, a última hora me solicitaban que me quedara para nuevas
diligencias, lo que siempre he aceptado. Por el momento ya hice todo lo que
está en mis posibilidades. Tengo vida, tengo familia. Desde México nunca dejaré
de apoyar y siempre estaré dispuesto a ayudarlos para encontrar la verdad. Para
ello tenemos entre ambos países un Tratado sobre Asistencia Jurídica Mutua en Materia
Penal entre los Estados Unidos Mexicanos y la República de Honduras.
Desde México seguiré
asumiendo la responsabilidad histórica que tengo con el pueblo de hondureño,
con Bertha y su familia y con el Copinh. En mi cuerpo llevo tatuadas las
heridas para toda la vida que nunca me dejarán olvidar este compromiso.
Agradezco al Copinh
haberme recibido. Son gente hermosa, sencilla, digna de sus ancestros, dignos
de estas tierras maravillosas, y es un pueblo con un espíritu incansable de
lucha por preservar su identidad y su lugar de origen, admirable en su respeto
a la naturaleza y por su amor a Honduras. Y eso también se los admiro y
agradezco mucho a ellos. Son también lo que el mundo conoce y respeta de
Honduras, son esperanza, son la semilla de donde germinará con más fuerza el
espíritu de Lempira, de los pueblos ancestrales, del pueblo hondureño. Han sido
ejemplo e inspiración de muchos en todo el mundo, como también lo han sido para
el pueblo hondureño. Del mismo modo son ejemplo de dignidad todas las organizaciones
sociales, campesinas, indígenas y garífunas y que luchan por un país mejor. A
todos ellos les agradezco tanta solidaridad.
Agradezco a mi Embajadora
y al Cónsul por todo su apoyo invaluable, que me han recibido con los brazos
abiertos y protectores para poder hacer frente a esta situación tan adversa. Agradezco
toda la solidaridad hondureña y la internacional por el cariño a Bertha y por
sus generosas muestras de preocupación. Sus miles de cartas, firmas y mensajes
que no tengo cómo pagar.
Pronto habrá justicia.
Gustavo Castro Soto
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