Texto de Susana Norman y
fotos por Ingrid Fadnes
(Centro de Medios
Independientes-Guatemala)
Agencia SubVersiones
21 abril, 2016
En Guatemala, la Marcha por el Agua, la Madre Tierra, el Territorio y la Vida,
convocada por unas 80 organizaciones que integran la Asamblea Social Popular
(ASP), está llegando a su recta final. La marcha comenzó en el punto fronterizo
con México, Tecún Umán, el pasado 11 de abril, y los y las manifestantes ya han
recorrido a pie más de 200 kilómetros por el caliente asfalto de la carretera
CA2 de la costa sur de Guatemala, en su camino hacia la capital del país. Con
10 días bajo el sol ardiente, cargando bebés en la espalda, y dejando atrás más
de 30 kilómetros a cada día, la llegada a la Ciudad de Guatemala está previsto
para la tarde del viernes 22 de abril. Se juntarán también las otras
contingencias, marchas menores que han salido de Purulhá en Baja Verapaz
(norte), y Mesilla en Huehuetenango (occidente).
La
exigencia que aglutina tanto a comunidades indígenas, organizaciones barriales
urbanas y feministas es la preservación de los ríos, las lagunas y los
manantiales, porque sin agua no hay vida para nadie. Vemos en la lucha por el
agua, una de las demandas más urgentes a nivel global, pero además un llamado
estratégico para alentar a la sensibilización, a la organización, y a la
solidaridad, ya que la falta del agua se siente en las ciudades y no solo en el
campo. Durante el trayecto se ha denunciado la contaminación y los desvíos de
los ríos; el despojo ilegal de agua y territorios por parte de las empresas
transnacionales de monocultivos como palma, azúcar, banano y café y por las
empresas mineras e hidroeléctricas. La marcha plantea que 97 por ciento de las
fuentes de agua dulce ya están contaminadas en el país a la par de sufrir el
avance de la desertificación en una quinta parte del territorio.
“Uno
de nuestros objetivos es sensibilizar a la población en general. Es necesario
que nos unamos, tanto como como pueblos mayas, garífuna, xinca y mestizo, que
somos los cuatro pueblos aquí en Guatemala. Que nos unamos a esta gran lucha
por la recuperación de los ríos. Que el agua no sea más privatizada. En las
comunidades que hemos pasado durante los días de la marcha, hemos visto como la
población en general está sufriendo por el agua. Son alrededor de 50 ríos que
hemos pasado, pero casi todos están secos, y se miran son las piedras, o están
desviados a las empresas de monocultivo de caña. En esta zona estas empresas se
concentran, y son entre 6 y 10 ingenios azucareros sólo aquí. De parte de la
población más urbana denuncian que les llegan las facturas con montos grandes a
pagar, sin embargo, el agua no les llega. Vemos que esto es un grave problema a
nivel nacional. Queremos que las comunidades, los cantones y los barrios a
nivel urbano y en el campo se organicen y denuncien esta violación a los
derechos que hacen estas empresas con la complicidad del gobierno”, cuenta María
Josefa Mac, mujer maya q´eqchi, e integrante del Consejo Directivo Nacional del
Comité de Unidad Campesina (CUC), una de las organizaciones que integran el
ASP.
Carlos
Enrique Quimtiul ha venido desde El Estor, en Izabal en el norte de Guatemala.
Un territorio que sufre por causa de la enorme minera de níquel de la empresa
rusa CGN, y por las empresas de palma africana, así como la empresa de caña
Chavil Utzaj, que estuvo atrás de los violentos desalojos de centenares de
familias q’eqchi del Valle de Polochic en el 2011. En el valle de Polochic
centenares de familias han vuelto a ocupar las fincas en el valle, ya que son
sus tierras ancestrales de las que han sido despojados desde tiempos de la
colonia hasta el siglo pasado. Hoy, nuevamente estas familias enfrentan
amenazas de desalojo. Quimtiul es de la recuperación de tierras 15 de
septiembre, ubicada a un costado del centro de El Estor. “Venimos a la marcha por el agua, el territorio, y porque las empresas
palmeras y mineras, cananeras, huleras, bananeras, andan desviando nuestro rio
allá en El Estor. Exigimos al gobierno de Guatemala que tome cartas en el
asunto, porque nos vamos a quedar sin agua en El Estor”.
“Llegando
a la capital, vamos a pasar por la Corte de Justicia en donde vamos a pedir que
liberen nuestros compañeros que están presos. Nosotros lo llamamos por presos
políticos, porque están encerrados en la cárcel por defender el agua, el
territorio y la vida. Por eso queremos que se liberen a los compañeros y
compañeras, y ya no queremos que los criminalicen por defender el agua, la
tierra y la vida”, cuenta María Josefa Mac.
Entre los
presos políticos de Guatemala, se encuentran los 7 presos, Arturo Pablo Juan,
Francisco Juan Pedro, Adalberto Villatoro, Rigoberto Juárez Mateo, Domingo
Baltazar Pedro, Hermitaño López y Mynor López de los municipios de Barrillas y
Santa Eulalia en el norte de Huehuetenango, recluidos en prisión preventiva y
acusados por crímenes prefabricados. La causa real de su detención, es que han
participado junto con su pueblo en la defensa del territorio y el agua contra
la hidroeléctrica de capital transnacional Santa Cruz de Barrillas.
También
está preso Manuel Xuc de Polochic, sentenciado a 17 años, acusado falsamente
por personal de la empresa Chabil Utzaj de robarse un arsenal de armas de
fuego. Pero la captura de Manuel la hicieron guardias de seguridad de Chabil
Utzaj quienes se habían vestido de militares para llevar a cabo el desalojo
violento de la finca Bella Flor el 17 de marzo de 2011. Y se encuentran muchos
otros presos políticos, así como personas con órdenes de detención, en toda
Guatemala.
A su vez,
los ataques violentos por parte de cuerpos de seguridad del Estado Guatemalteco
continúan sucediendo hacia comunidades que están contra proyectos mineros, como
las que convergen entre San Pedro Ayampuc y San José del Golfo en el campamento
de resistencia pacífica La Puya, donde el 20 de abril fueron hostigados por
policías y ejército quienes pretendían inaugurar un destacamento militar.
“Estamos aquí y no nos vamos a mover hasta que se vaya el ejército, que incluso
nos estuvo intimidando tomando fotografías” contaron habitantes que reafirmaron
su rechazo a la militarización que favorece a empresas mineras como la
estadounidense Kappes, Cassiday and Associates que pretende extraer oro y
plata.
“De la
misma forma vamos a pasar por el congreso, ya que como comunidades indígenas
como pueblos no solo hacemos marchas y protestas, sino que hacemos propuestas
para la humanidad en general y para la población más empobrecida en donde vamos
a exigir que cumplan con las iniciativas y propuestas de leyes que ya llevan
más de 12 años en los congresos, como la iniciativa de ley de desarrollo rural
integral”, cuenta María Josefa Mac.
“Después llegaremos al parque central, donde
se instalará un Tribunal de los pueblos en donde las autoridades ancestrales
dictarán sentencia con respecto a esta destrucción de nuestros ríos y el
acaparamiento de la tierra para estas grandes multinacionales. Así mismo
hicimos esta marcha en la vertiente sur, para también viene la vertiente del
norte ya que no solo aquí tenemos este problema, sino que a nivel nacional.
Nosotros creemos que es muy importante hacer esta marcha. Gracias a dios que ya
llevamos 10 días en esta caminata, y la población en general está agradeciendo,
que nosotros como ASP tomamos esta iniciativa de hacer esta gran marcha para
sensibilizar a la población, ya que ella misma está pidiéndonos a gritos que se
le respete sus derechos. Sin embargo, por la represión no se animan a
organizarse. Pero en todo este recorrido es la misma población que ha aportado
agua, alimentos, frutas y sobre todo su solidaridad”.
El agua
no solo está en disputa en Guatemala. En la región mesoamericana el
acaparamiento del agua por parte de empresas transnacionales es causa de
numerosos conflictos en los territorios ancestrales de los pueblos originarios.
Tal es el caso del país vecino Honduras, en donde Bertha Cáceres, la
coordinadora del COPINH, fue asesinada hace aproximadamente mes, en el contexto
de lucha contra la construcción de la hidroeléctrica Agua Zarca de la empresa
DESA en el territorio lenca en este país, en donde otros pueblos, cómo los
garífunas y los pueblos pech han emprendido fuertes luchas en defensa de sus
ríos.
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