Gustavo Esteva
Lunes 11 de abril de 2016
No podemos esperar más. Porque tod@s somos tierra, vivimos en
ella, la amamos y dependemos de ella, porque las afectaciones son para tod@s, ¡la lucha es de tod@s!
Hace tiempo los daños a la
Madre Tierra empezaron a hacerse irreversibles. No sabemos qué pasará. Pero
sabemos que debemos prepararnos para catástrofes cada vez más graves. Y
sabemos, sobre todo, que no podemos seguir causándole daño y debemos realizar
cuantas acciones de remedio y regeneración podamos.
Sabemos también que los
gobiernos de México se distinguen en el mundo por su descuido en éste, como en
otros campos. No sólo son incapaces de detener y combatir los daños criminales
que se siguen haciendo a la Madre Tierra, sino que los estimulan y propician,
con su ciega subordinación a las fuerzas del capital que los causan. Son parte
del problema, no de la solución.
Tenemos que tomar en
nuestras manos el asunto. Y eso es, precisamente, lo que pueblos,
organizaciones, movimientos y colectivos estuvieron preparando por más de un
año, en cuatro asambleas nacionales. Forman parte de movimientos comunitarios o
vecinales que resisten en el país entero. Sentían la necesidad de pasar de la
defensiva a la ofensiva. Y se pusieron a imaginar cómo podían hacerlo.
Así empezó ayer, con 179
de ellos, la Campaña Nacional en Defensa de la Madre Tierra y el Territorio,
que durará hasta el 20 de noviembre. Tiene un propósito claro: construir una
estrategia de acción política en común para cambiar las condiciones políticas y
sociales en las que se desarrollan las luchas por la defensa de la vida, la Madre
Tierra y el territorio, articulándolas para converger desde la diversidad y
convocando a la sociedad civil para que participe en estas luchas que corresponden
a todos y a todas.
La campaña ha definido
tres líneas de acción:
.- fortalecimiento de la
vida y la lucha comunitaria;
.- hermanamiento con la
sociedad civil nacional e internacional, y
.- convergencia hacia la
movilización de pueblos y sociedad civil.
La iniciativa no intenta suplantar a las innumerables
iniciativas que desde hace años realizan la tarea que hoy se intenta extender.
No pretende erigirse en vanguardia o núcleo dirigente. Se abre a todas y todos,
sin restricciones. Busca articular, no dirigir. Intenta concertar, no
centralizar. El espíritu de la campaña está eficazmente planteado en el último
párrafo de la convocatoria:
Tod@s nosotr@s somos del color del arcoíris, l@s guardianes e
hij@s de la madre tierra, l@s que la defendemos ante las leyes del mercado y la
catástrofe que nos la arrebatan, la enferman y matan. Nosotr@s hemos escuchado
y respondido al llamado de amor y dignidad de nuestra madre. Es momento que
pasemos la voz para que otr@s también lo hagan. Porque al despojarnos de
nuestros territorios, la vida está en riesgo y los afectados somos tod@s, por
eso ya estamos luchando, pero necesitamos ser más.
Se inicia la campaña en un
momento de peligro. Lo que queda de país avanza rápidamente a la condición
contemporánea del estado de seguridad. El moderno Estado-nación se sustentó en
un contrato social fundado en el supuesto del miedo recíproco y la guerra de
todos contra todos. Concentró poderes en los aparatos estatales, el monopolio
de la violencia legítima, para que cumplieran la misión de ponerle fin al
miedo; esa era la fuente de toda legitimidad. El estado de seguridad invierte
ese principio. Como bien dice Agamben, se funda en el miedo y debe mantenerlo a
toda costa, porque de él extrae su función y su legitimidad. Usa pretextos
vagos, como el terrorismo o el narcotráfico, que no pueden prevenirse o
combatirse, por definición… o más bien por su indefinición. Con ellos intenta
justificar lo que realmente se busca, una nueva relación social basada en el
control generalizado y sin límites de todos los comportamientos… para proteger
el despojo y a los de arriba. El pueblo pierde la soberanía que las
constituciones le atribuían. Se inventan nuevas categorías de excluidos,
marginados, discriminados. Se abandona la certeza judicial como criterio de
verdad y certidumbre en la esfera pública.
El estado de seguridad que
hoy se consolida en el país, usando la ley para establecer la ilegalidad,
mantiene un estado de miedo generalizado, despolitiza a los ciudadanos y
renuncia a toda certeza del derecho. Cada día se acumulan pruebas flagrantes de
todo eso, que atenta cotidianamente contra la razón y la convivencia armónica.
Esa conspiración insensata
y feroz no nos encuentra inermes. Nos quitaron tanto que hasta el miedo nos
quitaron: en ese lema central se funda la campaña que empezó ayer. Y la
convocatoria exhibe a ciudadanos y ciudadanas lúcidamente politizados que
restablecen la certeza del derecho al devolverlo a su ámbito natural: la
autonomía de comunidades y barrios que establecen sus propias normas de
comportamiento y convivencia.
Somos miles en defensa
de la Madre Tierra
La Jornada
12 de abril de 2016
#Video Arranca la campaña "En Defensa de la Madre Tierra y el
Territorio", con la participación de diversas organizaciones,
académicos y artistas. Tal es el caso de los pobladores de Xochicuautla, y por
otro lado, Panteón Rococó y Roco Pachukote.
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