(Crónica de
la nota que no salió…)
del blog de Plenaria
Memoria y Justicia
Red latina sin fronteras
Cuando aún masticábamos la bronca de habernos encontrado cara
a cara con el torturador Ernesto Ramas, sentado tranquilamente en el frente de
su casa -tomando mate como cualquier vecino-, y sumidos en los preparativos del
próximo escrache que realizaremos el 4 de Junio, -una caravana rumbo a Piriápolis
para escrachar a Ramas-, nos encontramos con la noticia de que a Gavazzo,
Gesto, le concedía el permiso de asistir al cumpleaños de 15 de su nieta, el
día 27 de Mayo. El mismo juez que le dio prisión domiciliaria por razones de
salud, porque estaba tan mal el viejo asesino que no podía seguir hospedado en
la cárcel VIP… pero estaba lo suficientemente bien como para ir a una fiesta…
Una nueva cachetada de la
justicia, un nuevo gesto de que acá, en Uruguay, la impunidad es una política
de Estado. Una prueba más de que la única justicia que nos queda es el de la
condena social.
Y la respuesta fue
inmediata, más allá de que en los grandes medios la noticia no tuvo más
repercusión que unos pocos segundos, en las redes sociales, en el boca a boca,
la indignación quedó patente.
Al día siguiente de
conocer la noticia hicimos un afiche: El vals de la impunidad, le llamamos; “que fuerte” dijimos varios cuando nos
enfrentamos a la propuesta; “vamos a
subirlo” dijimos todos.
Al poco rato de haberlo
subido a las redes, el afiche se difundió con una velocidad sorprendente, y en
varios lados en los que alguien había compartido esa imagen, se podía leer una
gran cantidad de comentarios de todo tipo, pero que mantenían un mismo tenor: Indignación.
“Hay que hacer algo”, “vamos al
club”, “vamos a la casa”, decían
los comentarios… y así varios de los indignados con la noticia quisimos estar
presentes el día 27 en la puerta de la casa del torturador Gavazzo. Y es que la
bronca era mucha y ni siquiera el hecho de que a Cordero le daban 25 años de
cárcel (en Argentina, claro está) la pudo apaciguar.
Nosotros llegamos un poco
después de las 18 horas, el permiso del juez era de 20 horas a 6 am, pero
quisimos estar antes, por las dudas. Y no fue sorpresa encontrarnos que había
otros que también se habían auto-convocado a estar ahí a manifestar su repudio.
Nos encontramos con algunos vecinos; “Gavazzo
está flaco” nos decían, “lo hemos
visto salir a la calle” decían otros vecinos que daban vueltas por el lugar
sin poder creer del todo que la justicia funcionara así en Uruguay.
Cada minuto que pasaba
alguien más se acercaba, a las 19hr ya éramos varios cortando la calle. Varios
de los que iban llegando traían algún cartelito con ellos, escrito a mano o
alguna fotocopia, que poco a poco fue adornado las paredes del edificio.
A eso de las 19:30 una
mujer llegó enfurecida, arrancó los afiches pegados, nos gritó mientras abría
la puerta para entrar en el edificio, alguno le respondió; “que se siente vivir con un torturador como vecino”, le preguntamos
si sabía lo que ese tipo había hecho y la mujer seguía despotricando, después
de un tiempo esa misma mujer salió vestida con ropa deportiva y se subió en un
taxi…
Fue mucho después que nos
enteramos que esa mujer era la esposa de Gavazzo que fue al cumpleaños de su
nieta sola, y con ropa guardada para cambiarse allí.
A eso de las 20 horas un
grupo de estudiantes -todos con carteles- se pararon frente a la puerta y
cantaron “A redoblar” mientras todos
lo demás los escuchábamos emocionados.
Desde el Club Naval (donde
se celebraba la fiesta de la nena) nos mandaban mensajes -al parecer otros
compañeros se habían auto convocado allí-, preguntando: “Se sabe algo”, “acá recién
están llegando los invitados”, y los que estaban allí vieron pasar el
desfile -incluida a la mujer del secuestrador-, pero de Gavazzo ni noticia.
A las 20:30, más o menos,
llegó un auto (el remise), con policías de particular -como ellos se
identificaron-. Nosotros seguimos cortando la calle, ellos nos vieron, nosotros
los vimos, y al ratito se fueron.
Algunos compañeros se
fueron marchando, pero otros llegaban y cada nuevo compañero o compañera que
llegaba decía lo mismo: “Hay varios policías de particular en la plaza”, no nos
sorprendimos ya que hacía rato que estaba la clásica camioneta estacionada en
la esquina de la que se podía ver cada tanto la lucecita del flash de una foto.
El frío era mucho y la
espera tediosa, pero no nos íbamos a ir hasta ver al ladrón salir escoltado.
A las 21:30 policías de
civil entraron caminando por el otro lado al edificio. Vimos cómo se prendía la
luz de los garajes, la luz en el apartamento de Gavazzo seguía prendida. Al
ratito la luz de los garajes se apagó y varios minutos después salieron los
mismos caminando solos.
Ya cerca de las 22 horas,
nos avisan desde el Club Naval, los compañeros que hacían la guardia, que las
motos de la policía que obraban de escolta policial motorizada, se estaban
retirando. Y por allá la noticia era que Gavazzo finalmente no iba a ir.
Sobre las 23 horas, con
frío y cansados, seguíamos esperando y entonces alguien dijo: “Y si hacemos que nos vamos, a ver qué pasa”
y así lo hicimos, nos fuimos todos por diferentes lados, alguno quedó como un
rezagado y al parecer fuimos convincentes porque la camioneta que nos acompañó
todo el día se fue, y del apartamento de Gavazzo alguien se asomó y ahí
-chiflido mediante- todos volvimos a aparecer y luego poco a poco la gente se
fue yendo (ahora de verdad) y los últimos partimos ya cerca de la 1 am.
Mientras escribíamos esta
crónica, el sábado llega la noticia de que citan a Irma, para que se presentara
al juzgado el domingo 29 de Mayo a las 8 am. Desconcierto total ¿por qué la
estarán citando?…
Nos hicimos presentes en
el juzgado, acompañando a Irma, otra vez hacía frío -y encima llovía- otra
vigilia, sin saber que estaba pasando. Sobre las 12 horas, Irma sale y nos
cuenta que la habían citado porque la mujer de Gavazzo, (la señora furiosa que
arrancó los carteles) María Inés Busqueazo, denunció a Irma por agresión e
insultos, sumamente indignada porque el 27 en la puerta de su edificio alguien
leyó el prontuario del torturador, desolada porque Gavazzo no pudo ir a la
fiesta de la nieta. Ella dice que la empujaron, cuando nadie la tocó, y
denuncia a Irma sólo porque es la única cara que reconoció de los varios
auto-convocados en el lugar.
Mucho se podrá decir sobre
si Gavazzo fue o no fue al cumpleaños, si estaba o no en la casa… Lo cierto es
que de 18 hrs. a 1 am Gavazzo NO salió de su casa, ni entró al Club Naval. Lo
cierto es que su impunidad se vio amenazada. Lo cierto es que la mujer e hija
de Gavazzo declararon en el juzgado que el criminal NO pudo ir a la fiesta. Lo
cierto es que ahora sabe que aunque la justicia sea rápida en mostrar sus
gestos benevolentes otorgándole privilegios, siempre habrá alguien dispuesto a
manifestar su repudio.
Lo cierto es que a la hora
del vals, Gavazzo esta vez no pudo bailarlo…
¡Solidaridad
con la compañera Irma Leites!
Fue la mujer de Gavazzo – María Inés Busqueazo- defendida por
su hija – que le hizo una denuncia por agresión a Irma; porque estuvimos en su
domicilio repudiando a Gavazzo el viernes…
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