Adrián Ramírez López*
Contralínea
junio 09, 2016
La peor crisis social que ha padecido México es la que hoy se
vive: 200 mil víctimas desde 2006; 60 mil personas detenidas y desaparecidas;
medio millón de desplazados internos, y un número indeterminado de personas
torturadas y en prisión. Y la “seguridad”
y “justicia” prometidas no llegan.
Todo ha sido posible gracias a una mezcla de apatía y medio: el Síndrome de
Anestesia Colectiva Inducida
La Reforma Educativa se
impone a sangre y fuego, con cortinas de humo mezcladas con gas lacrimógeno.
Vivimos una de las confrontaciones más violentas para acallar a la disidencia
magisterial, desde las normales rurales hasta la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE).
No podemos empezar sin
repasar lo que ha significado Ayotzinapa y los 43, a quienes “vivos
los queremos”: Abel, Abelardo, Adán Abrajan, Alexander, Antonio,
Benjamín, Bernardo, Carlos Iván, Carlos Lorenzo, César Manuel, Christian
Alfonso, Christian Tomás, Cutberto, Doriam, Emiliano, Everardo, Felipe Arnulfo,
Giovanni, Israel, Israel Jacinto, Jesús Jovany, Jonas, Jorge, Jorge Aníbal,
Jorge Antonio, Jorge Luis, José Ángel, José Ángel Campos, José Eduardo, José
Luis, Jhosivani, Julio César, Leonel, Luis Ángel, Luis Ángel Francisco,
Magdaleno Rubén, Marcial Pablo, Marco Antonio, Martín Getsemany, Mauricio,
Miguel Ángel, Miguel Ángel Mendoza y Saúl.
¿Cuánto nos tardamos en
leer la lista de los 43? Ahora imaginemos la de los miles y miles de
desaparecidos. Es impresionante imaginar la cantidad de dolor, de tristeza que
significa acumular cada día de ausencia de una persona. La desaparición forzada
de personas es el delito contra la humanidad más grave, incluso que la
ejecución extrajudicial, la tortura o la prisión y tiene efectos que nosotros
llamamos de tele-tortura.
Al decir teletortura no me refiero a la mala
calidad de los programas televisivos o a su aburrido contenido, sino a los
efectos que se trasladan en la distancia y en el tiempo para seguir causando
dolor, temor y preocupación en las personas, familiares, amigos… y no sólo en
las personas que están vinculadas al desaparecido, sino en la sociedad en su
conjunto. La desaparición forzada es someter a las personas en la incertidumbre
y torturante cotidianidad que no cesa en ningún momento y que con frecuencia
asalta el recuerdo por el ser querido, imaginándolo en su día a día de ausencia.
¿Por qué recurrir a la
desaparición forzada de personas? Porque precisamente este tipo de delitos
contra la humanidad apuntan al carácter sistemático y generalizado de una
violación a los derechos humanos. Desaparecer una persona tiene un alto costo
en materia de riesgo. Normalmente se empieza con la amenaza. Y antes de la
amenaza, la descalificación. Lo que se busca es aislar el entorno de alguien a
quien se le van a cometer violaciones a los derechos humanos. Empieza buscando
cómo descalificar, cómo hacer pensar que las acciones que esa persona realiza
tienen fines distintos, que son alborotadores, que son personas que actúan
simplemente para causar escándalo. Pero lo más grave es algo que vivimos
nosotros: el Síndrome de Anestesia Colectiva Inducida.
Éste se da como una
condición previa y necesaria para cuando se pretenden cometer violaciones de
carácter sistemático y generalizado a los derechos humanos, es decir cuando las
violaciones se aplican como políticas de Estado. Para eso se utilizan los
medios masivos de comunicación: éstos estarán lanzando señales, descalificando
a grupos a los cuales se les pretende aislar del colectivo social, para después
iniciar un proceso represivo de carácter gradual.
El Síndrome de Anestesia
Colectiva Inducida es la primera razón por la que, en las violaciones de
derechos humanos, se tipifica al Estado como responsable. Por eso nosotros
decimos que fue el Estado. Cuando se habla de Ayotzinapa decimos que fue el
Estado. Sí, pero no hablamos de los estados sólido, líquido o gaseoso. Tampoco
del Estado de México ni del estado de embarazo. Hablamos del Estado Nación,
pero no en la noción jurídica del Estado. Nos divorciamos de la noción jurídica
del Estado porque es una ficción y es una forma anestésica también de
establecer la responsabilidad de un ente difuso y confuso.
El Estado lo conforma un
territorio, una población y una soberanía, pero ese no es el Estado al que nos
referimos, Ésa es la noción jurídica del Estado y ahí nos dicen que el Estado
busca las relaciones armónicas entre los integrantes de la sociedad para
propiciar el desarrollo. Con base en esa noción, nosotros decimos, “¡ah, qué bien!”. Pero las relaciones
armónicas que propicia el Estado no se garantizan restringiendo los derechos de
las mayorías y protegiendo a la minoría de poderosos. No se garantizan
reprimiendo al magisterio e imponiendo su Ley.
¿Eso es una relación
armónica? Por ejemplo, las empresas altamente tecnificadas se quedan con el 90%
de la riqueza de la producción elaborada socialmente por las personas, es
decir, con tan sólo un 10 por ciento de lo que a nosotros nos pagan. El 10 por
ciento de nuestro jornal sirve para pagar toda nuestra jornada de trabajo. El
otro 90% es el excedente del fruto de trabajo. Y eso el Estado lo acepta:
promueve y defiende esa desigualdad extrema. Incluso cuando viene la
negociación contractual, a los trabajadores sólo ofrecen un incremento del 4%,
o sea, 2 pesos al salario mínimo. Y además nos va obligando a renunciar a nuestras
prestaciones sociales.
La primera violación a
derechos humanos, la más grave, la más sistemática que hay en nuestro país, la
comete un ente que nunca ha recibido una recomendación de ningún órgano público
ni de un ámbito internacional ¿Saben cómo se llama ese ente? Comisión Nacional
de Salarios Mínimos. En el artículo 123 se establece que el salario mínimo debe
ser suficiente para que un jefe de familia provea de vida digna y desarrollo a
esa familia. Se entiende que dicho salario contempla también el salario que
tienen que ganar los que no tienen un salario propiamente, pero que son parte
de esa familia, y que son quienes hacen un trabajo en casa, son hombres, mujeres,
esposas, hijos o hermanos.
En fin, sólo un ejemplo de
que el Estado no es ese órgano conciliador que armoniza las relaciones entre
los que vivimos en la sociedad. No, el Estado, en su noción política y
sociológica, es el instrumento de control de una clase poderosa que somete al
resto de la población para mantener un estado de cosas que le sea benéfica.
¿Por qué es importante
decirlo? Porque entonces los medios masivos de comunicación –que no son el
gobierno, pero sí parte del Estado– se ocupan de promover este Síndrome de
Anestesia Colectiva Inducida. Eso es muy importante, porque garantizan que el
pueblo vea lo que ellos quieren. Así, nosotros vemos imágenes de cómo están
golpeando a los manifestantes de la CNTE o de las normales rurales en una
marcha, mientras el reportero dice “vean el enfrentamiento entre los vándalos
de los grupos anarquistas que están desestabilizando, que se enfrentan a la
policía”. Y así legitiman la represión, el desalojo. Nada dicen de sus justas
demandas.
En Ayotzinapa, en todas
las movilizaciones de las normales rurales y del magisterio disidente o de
cualquier otro, ésa es la tónica constante: las fuerzas policiacas y militares
hostigan y amenazan, encapsulan a los manifestantes y los obligan, la mayoría
de las veces, a enfrentarse. Incluso hasta vemos a “los pobres policías” “aguantando” con sus escudos y sus garrotes,
todos debidamente protegidos, “aguantando”
que les arrojaron botellas de plástico, o que algún infiltrado arrojó una
piedra o un cohetón.
La policía y las Fuerzas
Armadas no son utilizadas para dialogar con los manifestantes. Son utilizadas
para impedir el pleno ejercicio de sus derechos legítimos, sus derechos civiles
y políticos. Queda fuera la vía de la negociación política y entonces se
recurre a la represión. Incluso, de paso, a la modificación del marco jurídico
para propiciar que conductas, que antes no podían ser tipificadas como delito,
hoy sean parte de las normas jurídicas vigentes y se pueda reprimir.
Por ejemplo, supuestamente
el manual sobre el uso de la fuerza se basa en el manual de la Organización de
las Naciones Unidas para el uso de la fuerza. Inclusive ahí se dice que las
leyes se aplican respetando los derechos humanos, y hacen legítimo el uso de
las armas poco letales, tales como los bastones de electrochoque, los gases
pimienta y lacrimógeno y las balas de goma, las cuales ya han causado estragos
importantes a manifestantes. Ejemplo de ello: la Ley Eruviel.
Estas armas “poco letales”, le causaron la muerte
Alexis Benhumea y Javier Cortés en Atenco, en 2006, así como lesiones a Uriel
Sandoval y Kuykendall, quienes participaron en la manifestación del 1 de
diciembre del 2012, y la muerte de un joven en Puebla por la Ley bala promulgada el 19 de mayo de
2014. A consecuencia de ella murió el niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo
el 9 de julio del mismo año. O la Ley del
garrote de Chiapas del 4 de junio de 2014.
El Estado mexicano va
cambiando su marco jurídico para propiciar un nuevo estado de cosas, en las que
reprime y viola los derechos humanos, basado en una legalidad que le da
impunidad.
El 11 de septiembre, en la
actualidad lo recordamos por tres acontecimientos: el asalto a la Moneda en
Chile en 1973, por el derribamiento de las Torres Gemelas en 2001 y sus miles
de muertos y por el inicio del estatuto antiterrorista en todo el mundo, el
cual se abrió paso utilizando la Convención de Palermo para la persecución
internacional de los delitos de la delincuencia organizada (1).
La Convención de Palermo se pretextó para el estatuto antiterrorista de Estados
Unidos, que se tradujo en todo el mundo en leyes de excepción que fortalecieron
el uso de la fuerza, la militarización y el estado de guerra en México.
En la actualidad existen
dos países en el mundo que pueden aplicar la tortura como método lícito de
investigación: Estados Unidos e Israel. Y estos dos países, junto con Colombia,
son los que se han encargado de asesorar al Estado mexicano en todo el proceso
que viene desde la implantación del neoliberalismo en el sexenio de Miguel de
la Madrid hasta el gobierno de el “innombrable”
Carlos Salinas de Gortari, en el que se dio el banderazo de salida para la
franca militarización y que el Ejército hiciera labores de policía, creando un
nuevo modelo de persecución de los delitos.
¿Cómo se pudo imponer este
modelo de seguridad nacional, este modelo de aplicación del estatuto
antiterrorista en nuestro país? Bueno, recurrimos nuevamente al Síndrome de
Anestesia Colectiva Inducida. Los grandes medios de comunicación empezaron a
pasar programas de televisión en los que se exhibía la crueldad con la actuaban
los delincuentes, donde exhibían la corrupción que había en los cuerpos
policiacos. Seguramente ustedes recordaran aquellos programas sanguinarios
tales como: “Así fue”, “Así ocurrió”, “Duro y Directo”, programas en los que se exaltaba cómo los
delincuentes entraban a la cárcel para salir en seguida. Los medios repetían al
infinito que los habían dejado en libertad debido a que habían llegado los de “desechos humanos”, y esos nada más
defienden a delincuentes. Una categórica y total falsedad. Los defensores de
derechos humanos nunca hemos pedido eso. Siempre hemos pedido el uso suficiente
y racional de la fuerza. Nunca nos hemos opuesto a que un delincuente reciba el
castigo que merece. Sin embargo, esta es una posición de diversionismo ideológico
que crea deliberadamente confusión y rechazo.
Los opinólogos dicen que
la sociedad se ve secuestrada porque hoy los delincuentes tienen más derechos
que las víctimas. Ése no es el asunto, eso es sólo diversionismo ideológico,
porque la causa es la corrupción la que provocó todo eso. Empero estos
programas llevaron a que la gente empezara a sentirse molesta y enojada con
policías, con ministerios públicos, con agentes ministeriales, con los de la
policía judicial, etcétera.
La génesis estructural es
la corrupción y el tráfico de influencias, porque policías y ladrones son dos
caras de una misma moneda, donde los ladrones a veces son robados por los
policías y los ladrones de poca monta son incorporados a la cadena de corrupción,
los ponen a trabajar y entonces el ladrón ocasional empieza a ser obligado a
delinquir o se le exhibe como el más peligroso o sanguinario, además de que va
siendo inducido a tener otro modelo sociológico de comportamiento.
Ahora bien, los medios de
comunicación contribuyen al modelo sociológico de la violencia estructural
hasta llegar a la generación de los jóvenes “Final
Destiny”, que vienen a provocar un cambio en el comportamiento de los
chavitos.
Mientras tanto, con la
Reforma punitiva –corrijo: Educativa– se cambia y desecha todo el contenido
social y de solidaridad humana, mientras los programas de televisión promueven
la agresión, la violencia, incluso la violación como forma de obtener placer.
Muchos programas son tan
violentos que incluso se han presentado casos de niños convulsionando, con
ataques de epilepsia inducida por la fuerza que tienen este tipo de programas,
tan excitantes: para eso fueron muy bien diseñados. También se van presentando
con mayor frecuencia casos (por lo menos hay dos casos recientes documentados)
de menores en edad preescolar (4 y 5 años) que han abusado sexualmente de
compañeritas de su misma edad, porque no hay cuidado que el limite el acceso a
los menores.
Una vez que ya se instaló
esta generación play station y ya que
los delincuentes son cada vez más violentos, se ha impostado en nuestro país un
cambio en el patrón criminológico de composición de la delincuencia. Este
cambio criminológico fue muy drástico y muy dramático, de manera que se
promueve entre los jóvenes la violencia extrema. La guerra está lista.
En la actualidad tenemos
estos factores aditivos, adictivos y promovidos por los medios masivos de
comunicación. El cambio inducido hacia la aceptación de la guerra que el Estado
Mexicano comenzó a organizar y que nos lleva a la preguntar: ¿hay delincuencia
organizada?
Sí, ¿quién organizó la
delincuencia? Los gobiernos y el lobby de las empresas que influyen a los
gobiernos de Estado Unidos y México. Fue a través de los operativos: primero “Receptor Abierto” en la administración
de Bush padre y luego los operativos “Rápido
y Furioso” (2)
de Bush hijo, los que permitieron la introducción de armas a México, es decir,
el país se inundó de armas cada vez más poderosas, y a los narcotraficantes que
no estaban organizados se les ayudó con el lavado de dinero para que pudieran
hacer sus negocios y desarrollarse mientras los encapuchados más peligrosos
amasaban las grandes fortunas.
¿Cuáles son los
encapuchados más peligrosos? La Policía Federal, la Gendarmería… no, no, estos
encapuchados son peligrosos, pero no. Los infiltrados en las manifestaciones
embozados, tampoco. Los encapuchados más peligrosos, los que no se dejan ver,
los que tienen su propia sociedad, la verdadera delincuencia más organizada, se
hacen llamar los SA, los S de RL, y no me refiero a los pequeños y honestos
empresarios, sino a los grandes y poderosos. Esos sí son peligrosísimos, los de
las sociedades anónimas, los de las sociedades de responsabilidad limitada,
los del secreto bancario, los del secreto hacendario, esos son los
peligrosos. Porque mientras haya el secreto bancario, el secreto hacendario y
las sociedades anónimas, habrá la posibilidad de generar riqueza, inexplicable
para ellos, muy explicable para nosotros.
¿Dónde creen que están los
paraísos para el lavado de dinero y para traficar los recursos? ¿Dónde? ¿En las
islas Caimán, en los paraísos que recientemente han sido señalados en los
papeles de Panamá los famosos Panamá
papers? Sí, en esos lugares.
No obstante, el lugar
donde está el verdadero paraíso se llama Suiza, todos los poderosos del planeta
se reúnen ahí. Es el lugar donde no hay violencia, donde no hay Ejército, donde
la Guerra Mundial se paraba y decía hasta aquí, allá no nos vamos a meter
porque ahí está nuestro dinero, porque ahí está nuestro capital; es un paraíso
porque ahí no se usan nombres, se usan números de cuenta y con el puro número
de cuenta se tiene y se transfiere una gran cantidad de riqueza sin la necesidad
de usar billetes o monedas.
Los verdaderos encapuchados,
auspiciados por el Fondo Monetario Internacional, por el Banco Mundial, por la
Organización Mundial de Comercio, por la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), son tan perversos, que aun cuando unos
investigadores podrían encontrar la cura para una enfermedad, y sintetizar una
pastilla que cuesta 5 centavos fabricarla, las farmacéuticas deciden venderla
en 50 o 500 dólares, gracias a que la OCDE le da los derechos de la patente
para explotarla durante 20 años. Esto produce un atraso en el derecho al
desarrollo y al disfrute en la ciencia y le tecnología de cualquier persona en
cualquier parte del mundo, eso no importa, la salud no importa, ellos no buscan
aliviar las enfermedades, buscan siempre la máxima ganancia.
Finalmente, decíamos que
se creó un caldo de cultivo para que la violencia aflore con mayor intensidad:
policías corruptos, ministerios públicos corruptos… y los exhibimos
públicamente, entonces, ese Síndrome de Anestesia Colectiva Inducida, pide al
Ejército que haga labores. Así, de manera gradual, desde el sexenio Carlos
Salinas.
La de hoy no es una de las
crisis más graves. Es la más grave crisis de toda la historia de México desde
el momento de su fundación. No es cuando el Chicharito
falló el gol del Mundial. Es un asunto gravísimo de cómo crear un marco
sociológico, político, jurídico y económico para producir cerca de 200 mil
víctimas desde 2006 hasta la fecha, más de 60 mil personas detenidas y
desaparecidas, más de medio millón de desplazados internos, miles y miles de
personas torturadas, miles y miles de personas en prisión, la mayoría por
delitos prefabricados. Y lo peor de todo eso, no tenemos ni seguridad, ni
justicia, los escándalos mediáticos se vinieron en un proceso sucesivo grave y
que la mayoría de los mexicanos no conocemos porque vivimos los estragos del
Síndrome de Anestesia Colectiva Inducida.
Ésta es la crisis en la
que por fin se imponen a sangre y fuego las reformas estructurales y se
pretende aniquilar toda oposición. La noche oscura sigue su camino y no se
detiene, se suspenden garantías, se impone el estado de sitio y a los maestros
se les secuestra masivamente, se les detiene, encarcela en centros de máxima
seguridad y se gastan los recursos del pueblo en la represión y en pagar los trajes
finos, los perfumes caros y el pulcro peinado de los que ordenan la represión.
El Síndrome de Anestesia
Colectiva Inducida perpetua el terror, el negocio de la guerra y la Reforma
Educativa y su implantación evalúan al Estado mexicano que no pasa ni de
panzazo. Reprueba en: formación cívica y ética, por usar los recursos del
pueblo en reprimir; en ciencia sociales, porque permite la desigualdad social;
en matemáticas, porque el voto no representa a las mayorías, no suma, sólo
resta, no multiplica, divide al pueblo; y está reprobado en historia porque no
aprende que, a 10 años del movimiento de la asamblea Popular de los Pueblos de
Oaxaca (APPO) el movimiento magisterial continúa a pesar de la brutal
represión.
Para revertir el Síndrome
de Anestesia Colectiva Inducida, es necesaria la búsqueda de la información y
tener garantizado los derechos a la información, a la verdad y a la justicia,
por ellos luchamos, conocer nuestros derechos para defenderlos y que el pueblo
siga siendo garante de sus derechos.
NOTAS
Adrián Ramírez López*
(*) Presidente de la Liga Mexicana por la
Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh)
1.- Convención
de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y sus
Protocolos.
2. El
diario estadunidense Los Ángeles Times reveló que entre 2006 y 2007, antes de
que se pusiera en marcha el fallido operativo Rápido y Furioso, la oficina de
Administración contra el Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF)
utilizó intermediarios para adquirir armas e introducirlas de manera ilegal a
México a través del programa denominado Receptor Abierto (Wide Receiver).
3.
Es el nombre dado por los medios de comunicación a una filtración informativa
de documentos confidenciales de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca,
información por parte de una fuente no identificada al periódico alemán
Süddeutsche Zeitung, que posteriormente compartió con el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus iniciales en
inglés), revelando el ocultamiento de propiedades de empresas, activos,
ganancias y evasión tributaria de jefes de Estado y de gobierno, líderes de la
política mundial, personas políticamente expuestas y personalidades de las
finanzas, negocios, deportes y arte. Los implicados contrataban con el bufete
de abogados consultores de empresas Mossack Fonseca, servicios para fundar y
establecer compañías inscritas en un paraíso fiscal de modo tal que cumpliesen
con el objetivo primario de “ocultar la
identidad de los propietarios”. Obermayer, Bastian; Frederik, Frederik;
Wormer, Vanessa; Jaschensky, Wolfgang (3 de abril de 2016). “Panama Papers Die Geheimnisse des
schmutzigen Geldes” (Panama Papers, los secretos de los dineros sucios)
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