Irma Leites
Fuente:
Red Latina sin fronteras
20 de julio 2016
Hoy se realizó en la tétrica esquina de Maldonado y Paraguay
un acto que sumó tenebrosidad. Donde se habló en pasado de lo que es un oculto,
doloroso y siniestro presente. Se habló como si el departamento de Inteligencia
no estuviera actuando hoy. El mismo sitio, la misma función, la misma
impunidad. Más tecnificada y encubierta Este sí que es un aparato clandestino
efectivo. Infiltran, detienen, persiguen, arman las listas negras, andan de
particular o con las caras tapadas, en coches sin matrícula.
El discurso de Bonomi fue
el contra discurso de la memoria. Hoy se dijo YA FUE.
La MEMORIA VIVA ATESTIGUA: LA IMPUNIDAD ESTA VIVITA Y COLEANDO.
Bonomi fue uno de los
oradores.
No esperaba menos de estos
ministros y el gobierno.
Emulan al kichnerismo y
fundamentan porque no sacarán los cuadros de milicos torturadores.
Al señor ministro -el
poder impune- no le permitió siquiera sacar las fotos. Solo colocar la ambigua
frase “La historia no hay que borrarla,
hay que estudiarla, caracterizarla y aprender de ella” ¡Qué frase, digna de
quien le hace los mandados a los milicos!
Este gobierno, necesita
catapultar a alguno de sus ministros. Porque están haciendo agua por todos
lados.
Esta placa “fue una buena idea” para reconquistar
algún voto más el domingo próximo para alguno de sus candidatos. Javier Miranda
en primera fila así lo hizo parecer.
El uso y abuso –una vez
más- de los DDHH estuvo presente.
En estos días, como bichos
carroñeros de la memoria de nuestros compañeros, están llamando a votar en
nombre de los revolucionarios asesinados o desaparecidas.
Bonomi –seguro ante el
espejo se alistó su pelo y bigote- calculando como se verá, cuando ocupe otro
sillón ¿el que su colega Huidobro le prepara?
Bonomi, el de las manos
manchadas con la sangre de los presos de Rocha, que dejó quemar.
El que mantiene aislados y
en régimen de torturas a los presos del COMCAR.
El responsable del
asesinato del joven de Santa Catalina, de los asesinatos en Casavalle, en el
Cerro.
El mandamás de los gurises
torturados y desnudos en las comisarías y cárceles.
El de la represión en el
CODICEN, de la represión en los barrios, de los operativos en el Marconi.
Bonomi se frota las manos
¿pasará a ser ministro de Defensa para no solo oprimir y reprimir acá sino en
el Congo y Haití?
Él por una noche no fue
murguista, fue el orador de la impunidad frente a Inteligencia.
No. No esperaba menos de
ustedes: que el salón llamado Castiglioni, se pase a llamar Ángel Guarteche…
coherente.
La represión del
terrorismo de Estado es -simbólicamente condenada -para avalar la represión de
la dictadura de clase de hoy.
El malo de Castiglioni; el
bueno de Guarteche. ¿El facho y el peruanista? Guarteche fue parte substancial
de la “llamada nueva policía” de
Bonomi.
No habrá hecho más claro
que este: La teoría de los aparatos
represivos malos bajo la Doctrina de la seguridad Nacional y los aparatos represivos buenos bajo la
Doctrina de la Inseguridad.
Distorsionando una vez más
–no cabe esperar menos de ustedes- el carácter de clase de los aparatos
represivos.
Este gobierno articula
estrategias recolonizadoras de frágiles cabezas o tenues protestas: ¿a quién le
cabe que ante organizaciones de DDHH, dirigentes sindicales, candidatos
frentistas y expresas y expresos se presente como un gran logro la presencia
del Ministro del Interior y se aplaudan sus resoluciones consagrando a la “nueva policía” como el modelo? ¿A quién
le cabe permanecer oyéndolo y celebrar?
Solo dos o tres voces se
levantaron contra él.
Algunos –pocos- dignamente
se retiraron con el estómago estrujado cuando vieron de que se trataba la Marca
de la Memoria: Un patético acto estatal consagrando la versión impune de la
historia.
Los gritos de los
torturados, la memoria de Elena, de Gerardo, de Mas Mas, de Silvia mancillada
por la parodia democrática de unos cretinos.
No esperar menos no
implica disculpar. Menos conciliar. Menos perdonar.
Implica juzgar y condenar
la traición explicita de estos actos. Implica no perpetuarse disciplinados con
pancartas y consignas vaciadas. Implica discrepar y cuestionar que haya quienes
permanezcan pasivos y aplaudiendo a los que como Bonomi, Miranda, Daniel
Martínez sostienen el establishment de la impunidad.
Nuestra memoria no olvida ni perdona.
Nuestros muertos tienen nombre. Sus asesinos y traidores también.
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