Por Camila Parodi – @_ParodiCamila
Fuente: Marcha, una mirada
popular de la Argentina y el mundo
Guatemala: Las múltiples
opresiones
Red Latina sin fronteras
16/08/2016
Lolita Chavez
Ixacaquic: “Vemos con ojos de amor a la
vida, por eso exigimos libertad y el fin de las violencias”
En sus días por Argentina, la guatemalteca lideresa del pueblo
Ki¨’che’, Aura Lolita Chávez Ixacaquic, compartió su experiencia a través de
distintas intervenciones y charlas. Marcha acerca parte de su pensamiento y
práctica en el actual contexto de persecución que atraviesa.
Aura Lolita Chávez
Ixacaquic, conocida simplemente como Lolita,
llegó desde Guatemala a la Argentina con su bolsito y pollera de tejidos
coloridos en pleno mes de julio tras haber sido atacada en repetidas
oportunidades por aquellos que pretender convertir los territorios en meras
mercancías.
Lejos de resguardarse,
Lolita recorrió con su pollera de mil colores distintas tierras y experiencias
de nuestro país. Cuerpos territorios -en palabras de ella- que le dieron
refugio pero así también, la vitalidad y fortaleza necesarias para continuar la
lucha. En distintas oportunidades pudimos escuchar y dialogar con la referente
del Consejo de Pueblos Ki¨’che’ por la defensa de la vida, madre naturaleza,
tierra y territorio e integrante a su vez, de la Red de Sanadoras Ancestrales
del feminismo comunitario, quien compartió los pensamientos y saberes
construidos junto a sus hermanas.
Participó de
convervatorios como el realizado en la Escuela
de los Derechos de los Pueblos del Abya Yala Berta Cáceres y en la Asamblea de Mujeres de la Fob en Villa Lugano,
como así también en distintos programas de radio. A lo largo de estas charlas,
Lolita, de risa contagiosa, comunicó la situación de su territorio: el avance
de las trasnacionales, la corrupción del gobierno, la permanente invasión de
Estados Unidos y la continuidad del genocidio. Pero ante ello también la
respuesta: de resistencia de las comunidades y del feminismo comunitario.
A lo largo de los
distintos diálogos realizados con Lolita Chávez pudimos ir entretejiendo, como
se tejen los feminismos distintos fragmentos que hacen a su pensamiento.
“Regreso
con mi pueblo para seguir defendiendo la vida”
Una de sus primeras frases al llegar a Buenos Aires fue “para ellos soy una amenaza” y si bien
es de no creer, por su voz tímida y sonrisa pícara, Lolita acumula un listado
enorme de denuncias y amenazas de distintos funcionarios y empresarios. “Me quisieron asesinar de una forma cobarde
con sus militares, armas y capitales”, explicó. Por eso, en repetidas veces
manifestó que “denuncio no sólo al gobierno
de Guatemala sino también a las trasnacionales que quieren entrar a despojar y
saquear nuestros territorios que son estratégicos para ellos, ya asesinaron a
dos hermanos por defender la tierra”.
En el actual contexto de
privatización de los bosques que sufren específicamente las comunidades Ki¨’che’,
donde según Lolita, “no se cansan de
tener jugosas ganancias por lo que ahora van por las montañas”, sentenció, “si algo nos pasa a quienes defendemos la
vida es la responsabilidad directa del Banco Mundial, el gobierno guatemalteco
y las empresas nacionales”. Desafiante también afirmó, “regreso con mi pueblo para seguir defendiendo la vida, aunque nos
digan terroristas y antidesarrollistas” ya que, “para los pueblos desarrollo es muerte, entonces qué pueblo podría
estar de acuerdo con la muerte”.
“Somos el pueblo más guerrero de Guatemala” dijo con orgullo, “y si bien quisieron que nos sintamos con
vergüenza y como violentos no lo sentimos así porque cuidamos el territorio”.
Por eso, cada vez que toma la palabra recuerda, “tenemos nuestra propia concepción del mundo, nuestras propias formas
de existir, de coexistir con la Madre Tierra, con la biodiversidad, con las
montañas, reconocer también que, como humanidad no somos el centro del
desarrollo, que lo que se está ofreciendo a través del neoliberalismo, los
patriarcados que también tienen sus expresiones, es el desarrollo que los
pueblos estamos anunciando al mundo occidental que nunca quiere aprender de
nuestras expresiones”, por lo que no es tan fácil como se presenta, “al mundo occidental, que nos quiso anular a
través de los exterminios en diferentes territorios, decirles que las historias
están ahí, están vivas, que estamos vivas y vivos”, y dijo “agradecemos a todas las hermanas que han
dado su vida por las luchas; estamos ahí con nuestros modelos de vida”.
Para hablar de las
violencias e invasiones, Lolita complejizó la mirada con el concepto “múltiples opresiones” que aparece una y
otra vez en sus palabras y que va abonando al pensamiento y con él que no sólo
se trató de la conquista 500 años atrás, la dictadura que caracteriza como “guerra reciente” y “dictadura atroz” la cual duró más de 36 años en Guatemala, donde
el intervencionismo estadounidense, las mafias y las desapariciones forzadas
arrasaron con los territorios, y que continuaron en pleno neoliberalismo con
los tratados de libre comercio y la privatización de los bienes comunes.
Entonces, si bien “se firmaron los
supuestos acuerdos de paz en 1996 y aun en 2016 se espera y exige la justicia”
aclaró, y advirtió una “cuarta invasión
desde la cual el modelo macroeconómico y neoliberal genera leyes para abrir las
puertas a las trasnacionales para invadir sin consulta e información nuestro
territorios”.
Romper el
silencio, tomar la palabra
La lucha de Lolita y la de sus hermanas no termina allí, se
trata de la defensa del territorio cuerpo, otro concepto que construyen
colectivamente desde el feminismo comunitario como perspectiva que “desafía a la humanidad”, como
manifiesta la lideresa. Una lucha permanente que no sólo cuestiona las
invasiones externas, sino que también se permite evidenciar y enunciar las
violencias internas, “romper con los
dogmas, esas verdades absolutas”, que se imponen tanto desde las religiones
occidentales, como por ejemplo el cristianismo que según ella “está bien metido en las comunidades, donde
casi todo es pecado o que miedo, qué vergüenza”, por eso aclara, “yo no creo en dios y me encanta poder
decirlo aquí, esas palabras en mi pueblo es permanente y se siente en nuestros
cuerpos”.
Y en construcción de
saberes y creencias propias Lolita afirmó, “se
habla de la cosmovisión maya, y que es sagrado, o sea, sí respetamos principios
y valores que nos unen, que nos fortalecen, que nos dan vida y esperanza, pero
estamos en contra de las verdades absolutas que se creen que son perfectas,
mejores y únicas pero que generan violencia en nuestros territorios”. Y
reconoció, “esto se da y muchos nos han
dicho que somos traicioneras de la cultura, que estamos en contra de nuestros
propios procesos, pero no es eso sino todo lo contrario, todo lo que genera
violencia en los cuerpos de nosotras las mujeres, y otros cuerpos, de los niños
y las niñas, de la juventud, de los ancianxs y de la biodiversidad, va a ser
denunciado si o si”.
Al hablar de territorios
desde el feminismo comunitario, lo conceptualiza “no sólo como un espacio físico sino como la expresión de la historia,
del arte, la cosmogonía, nuestra herencia, todo lo que se vive en comunidad con
los elementos cósmicos y la humanidad”. En él reconoce que “tenemos un compromiso con abuelas y nuevas
generaciones si tenemos esos derechos quienes vengan tienen el derecho a vivir
con armonía”, sin embargo desde esa perspectiva desafiante y cuestionadora
advierte, “vivimos los patriarcados que
se fueron uniendo; para nosotras es delito de lesa humanidad que no se
reconozcan las múltiples violencias sobre las vidas de las mujeres en las
distintas épocas de la historia”.
Es en ese marco que el
territorio también es cuerpo, “desde las
asambleas nos posicionamos ante las relaciones de poder que hemos analizando
desde los distintos patriarcados, como lo es el occidental y así también el
ancestral originario y el entronque que se da, por eso al hablar de territorio
no nos referimos solamente a la Madre Tierra, sino también nuestro ser y
cuerpos”.
Lolita reflexionó en las
distintas charlas con compañeras del feminismo popular de Argentina con cierta
empatía, “nuestros cuerpos violentados
por la supremacía de los poderes del hombre, del capitalismo y de la gente
blanca y que tiene más, por lo que esas múltiples violencias atentan contra
nuestras vidas y es hipocresía si no empezamos a hablar de liberar los
territorios cuerpos de la violencia”. Por lo que compartió, “con el feminismo comunitario nos damos
luces, no todo es armonía pero se entreteje en las comunidades; en principio ni
se nombraba, pero empezamos a cuestionar las múltiples opresiones de adentro y
afuera”.
Afirmó que para que un
proceso revolucionario sea posible y genuino “se tienen que erradicar las violencias desde las raíces, no solo las
occidentales sino también las ancestrales, porque si bien es fácil cuestionar
lo impuesto, y esto violenta y es cierto”, a su vez, “debemos conocer y
cuestionar los patriarcados ancestrales de miles de años” como desafío que
trasmite “a todos los feminismos que
reconocemos se expresan en todos los territorios”.
Y reflexionó, “ante tantas situaciones de violencias se
querían relegar las reivindicaciones de las mujeres para lo último, lo perverso
del adentro, por eso hablamos de nuestras estrategias, luchamos por la defensa
de nuestros territorios como así también libres de violencias”. Y en ese
marco reconoció, “no es fácil
reivindicarse feminista comunitaria, se ve como terrorismo. Si ser feminista
comunitaria es ser terroristas, pues lo soy”.
Lolita entre intimidades
cuenta, “los compañeros en nuestras
asambleas nos han cuestionado por hablar bajito, y por ejemplo allí la pareja
de uno dijo ‘¿querés que tenga más poder y fuerza? Entonces no me lo quites en
la casa ni en la cama’ y eso hablarlo en asamblea es romper el silencio y eso
lo dijo ella porque tenemos nuestras asambleas donde hablamos de nuestra autonomía,
ella tuvo ese valor porque la acuerpamos”.
La teoría de Aura Lolita
Chavez Ixacaquic se hace, paso a paso, carne y práctica. “El patriarcado se enraizó”, explicó la referente Ki¨’che’, ya que “le quita el poder a las comunidades y
territorios, y así puedes ser cómplice con la empresa porque nos quitas poder
desde la casa”. Por eso nos regaló su reflexión, “es importante el espacio propio de unión y encuentro sólo de mujeres,
muy nuestros y de confianza, hablamos del poder en la cama, como quedan
nuestros cuerpos”. Y afirmó, “hablar
de la sexualidad es parte de los procesos de emancipación de los cuerpos para
la lucha y la vida cotidiana de personas más libres, amores, acuerpamientos,
feminismos comunitarios que queremos vivir nosotras”.
Y finalizó su viaje pero
no se alejó, y nos dijo, “porque somos
hijas de las brujas que no pudieron exterminar, yo soy bruja, y podemos
fortalecer nuestros espíritus y cuerpos para que las nuevas generaciones tengan
esa alegría. Vemos con esos ojos de amor a la vida, por eso exigimos libertad y
el fin de las violencias”.
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