Miradas palestinas: las mujeres toman las cámaras. Sobrevivir con el alma, el espíritu y la dignidad
Red Latina sin fronteras
Publicado: 5 agosto, 2016
Fuente con videos:
La ONG palestina ‘Shashat’
promueve la producción audiovisual de mujeres en los territorios ocupados. Sus
cortometrajes abordan temas como el acoso callejero, la sharia, la
participación de mujeres en trabajos masculinizados o la resistencia ante los
ataques de los colonos israelíes.
Virginia
Enebral
Palestina es un escenario diverso, brutal, vivo,
multicultural, ocupado, de supervivencia, resistencia y empoderamiento. Testigo
mudo —o más bien enmudecido— de innumerables historias, historias que reivindican
un primer plano en la sociedad. Mujeres en la pantalla. Mujeres tras el
objetivo. El test de Bechdel no se resiste. Silencio, cámara y… ¡acción! Cada
corto es un arma cargada de imágenes, palabras y realidades. Un arma para
derribar muros, un arma para levantarse, un arma para visibilizar.
“Los filmes hablan de mujeres reales. La resistencia es de
ellas y serán ellas las que cambien la situación, pero hay que darles el
espacio para que lo hagan”. Alia Arasoughly es la directora de Shashat —pantallas en
árabe— una ONG palestina que desde 2005 promueve la producción audiovisual de
cineastas de los territorios ocupados. Hace unos meses, en el marco del ciclo ‘A través de los ojos de las mujeres’
promovido por UNRWA-Euskadi, una selección de doce cortometrajes tanto de esta
organización como de Women’s Affairs Center (WAC), que trabaja sobre todo en la
franja de Gaza, recorrió la geografía vasca para “mostrarle al mundo lo que sucede en nuestro pueblo”, afirma Reham
Al-Ghazali, periodista y reportera gráfica gazatí, autora de dos de los relatos
que se pudieron ver: ‘Out of frame’ y
‘Madleen’. Desde Cisjordania vino la
realizadora, aunque informática de formación, Liali Kilani, que firma la
impactante ‘If they take’.
Ambas han
participado en los talleres de formación de Shashat: “Facilitan que las mujeres nos expresemos y formemos parte de la
industria cinematográfica”, destaca la cineasta gazatí. “No todo el mundo se atreve a dar su
testimonio”, reconoce su compatriota, quien subraya la labor de la ONG: “Distribuye nuestros filmes por el
extranjero, ya que muchos productores no tienen la oportunidad de que sus
películas se vean fuera de Palestina”. La ocupación es la culpable. “En Israel tienen escuela de cine y la gente
puede acudir a las salas de proyección, pero para nosotras es imposible porque
vivimos bajo la ocupación, así que no podemos ni tener una vida completa ni
saber lo que pasa al otro lado”. De ahí que Arasoughly resalte la
importancia de la organización. “La
cultura es un derecho humano y hay que sobrevivir también con el alma, el
espíritu y la dignidad”.
En ‘Manshar Ghaseelo’ una joven se prepara antes de salir a la calle.
Se prueba diferentes combinaciones de ropas y colores. Ninguna le convence. En
su mente se van dibujando las palabras que escuchará, las miradas que recibirá.
No importa lo que se ponga. Nada evitará que se enfrente a situaciones de
acoso. Mientras, ‘3, 2, 1…’ entra en
una escuela de dabke —zapateo en árabe—, donde un grupo de jóvenes se mueve al
compás de la música. Se trata de una danza folclórica de algunos países árabes,
si bien en Palestina es un elemento de identificación cultural. Chicas y chicos
comparten coreografía. Sin embargo, no está bien visto en la sociedad que ellas
continúen con su afición cuando ‘se
convierten en mujeres’.
El poder de
las tradiciones
“Las tradiciones se
emplean como una forma de control sobre las mujeres”, denuncia Al-Ghazali,
quien advierte de que no hay que confundir el Islam con las arraigadas
costumbres. “El hiyab tiene más que ver
con lo segundo y, en ocasiones, lo usamos para evitar el acoso en la calle”.
Esta reportera gazatí que trabaja en un periódico libanés se rebela contra los
prejuicios que Occidente tiene de la religión musulmana. “Es Islam y el feminismo son compatibles. Si lees el Corán y lo que
dijo el profeta, las mujeres están incluidas. Es nuestra sociedad la que está
basada en costumbres que ponen al hombre en el centro”.
Una de esas tradiciones
asentadas sobre la desigualdad es la sharia, la ley sagrada islámica, o más
bien la interpretación que de ella se ha hecho, que se remonta al fiqh
—jurisprudencia— medieval, el periodo clásico del Islam. De ahí que feminismo
islámico abogue por reinterpretarlo. ‘This
is the law’ se adentra en la Ley de Estatuto Personal, regulada por la
sharia y que determina aspectos como el matrimonio, el divorcio, la custodia de
las hijas e hijos o la herencia, a través de Kholoud Al-Faqih, la primera mujer
jueza en un tribunal religioso de Palestina, quien ejerce en Ramalah. “Una ley obsoleta, una ley más antigua que
nosotras, una ley injusta que es desfavorable para las mujeres. Una ley que
debe ser revisada para que responda a las necesidades de la vida contemporánea”.
Resistencia
‘Almahjoba’ —la tapada o escondida— aborda la
situación de precariedad que sufren algunas mujeres cuyos familiares les
prohiben casarse para no perder parte de la herencia, mientras que en ‘Separation’, una mujer relata su lucha
frente a la presión social tras divorciarse. “Hay un fuerte movimiento para cambiar la sharia, aunque en la práctica
apenas se refleje”, destaca la directora de Shashat.
Ibaa y Rihaf son dos
jóvenes de Gaza. Una es fotógrafa, la otra militante política. Ambas sueñan con
dejar atrás el rol pasivo que se les ha asignado y ser sujetos activos de su
comunidad. “Ni la sociedad ni la
ocupación quieren que las mujeres se manifiesten”, protestan en ‘Out of frame’. El cortometraje ‘.com’ también aborda la participación
femenina durante las protestas del 15 de mayo, Día de la Nabka —catástrofe—,
fecha de la autoproclamación del Estado de Israel en 1948, que supuso el éxodo
masivo de la población palestina. No siempre ha sido así. Tras un convulso año
1967 con la derrota en la Guerra de los Seis días y el cambio de paradigma y
fuerzas en las regiones árabes, las mujeres fueron desapareciendo del ámbito
deportivo. ‘Black and white’ repasa
las competiciones y trofeos obtenidos por ellas antes de que “claudicaran ante la sociedad y sus
tradiciones”. ‘Boy… Girl’
evidencia esa discriminación de género y separación de roles desde el
nacimiento. No en vano, una madre primeriza exclama: “Gracias a Dios que es un niño”.
Cambios
Estas cineastas palestinas no lo han tenido fácil para filmar
las historias que deseaban contar. Convencer a la gente para que quiera participar
es el primer obstáculo. El segundo llega a la hora de salir a la calle. “Una chica que quiera fotografiar o rodar
debe estar preparada para hacer frente a los comentarios de la comunidad. Aún
así, poco a poco las mujeres estamos participando en la sociedad”, explica
Al-Ghazali. Kilani reconoce que no tuvo que enfrentarse a su familia. “Sin embargo, tuve problemas con el entorno
desde el principio porque no me aceptaban como realizadora. El primer año de la
formación con Shashat —a quien reconocen el mérito de haber hermanado Gaza y
Cisjordania—, mis compañeros intentaban controlar lo que grababa y ponían en
duda mis decisiones, pero logré que mis ideas prevalecieran y que me
respetaran. Lo que quiero es mostrar los problemas de las mujeres en la comunidad,
con la ocupación y con el Islam a través de mis películas”.
Madleen Klab es la primera pescadora contemporánea en Gaza. Su
historia queda recogida en el cortometraje de título homónimo. “Tuvo problemas con el Gobierno, bajo el
control de Hamás, porque no le daba los permisos, pero su padre no puede
trabajar y no tiene otra vía de ingresos. Es un oficio mayoritariamente
masculino que el pueblo rechaza para nosotras, así que ella rompe con las
tradiciones y costumbres que existen y muestra cómo el papel de las mujeres en
la sociedad está cambiando”, subraya Reham Al-Ghazali, su directora. En un
momento del metraje, la protagonista afirma: “En el mar soy un hombre, mientras que en tierra soy una mujer”,
haciendo patente que las características y actividades asignadas
hegemónicamente a cada género siguen vigentes.
‘Siege’ —asedio en inglés— también aborda el cambio de roles, en este
caso, forzado por el bloqueo al que Israel somete al pueblo palestino, un
aislamiento que dificulta el empleo, la comunicación, la movilidad y la
asistencia sanitaria. Una mujer saca adelante a su familia gracias a un negocio
de panales mientras otra recoge grava para sacar algo de dinero. “El bloqueo asfixia los sueños”, claman.
Resistencia
Sin duda la historia más escalofriante es ‘If they take’. Um Ayman resiste a los ataques de los colonos a su
hogar y sus tierras parapetada en su casa, que se ha convertido en el último
bastión de la zona. Sobrevive asediada por el miedo a un nuevo asalto que ponga
en peligro la vida de su familia. Sin embargo, jamás se irá. “Si toman mi casa, tomarán toda la montaña”.
Liali Kilani recuerda que no tenían “permiso”
para grabar allí: “Debíamos reflejar lo
que está pasando, mostrar esta situación a la gente, por lo que decidimos
seguir adelante”. A Al-Ghazali le empuja la misma convicción. “Estamos en un lugar con muchos problemas a
consecuencia de la ocupación y filmar conlleva una gran responsabilidad. El
mundo debe ver lo que sucede en nuestro pueblo”. Kilani insiste en el papel
“importante, enorme” de las mujeres
frente a la ocupación “porque son madres,
hermanas, esposas de los heridos o asesinados. Ellas viven en las casas que son
atacadas. Ellas se enfrentan y sufren la ocupación de una forma más directa que
los hombres”.
Alia Arasoughly advierte,
sin embargo, del peligroso discurso que relaciona a las mujeres con la tierra y
la resistencia. “Es algo que viene de los
hombres. Parece que esperan que se sacrifiquen por la nación. Las mujeres no
representan la tierra, ni la fertilidad, no son símbolos de nada. ¡Es una
trampa! El símbolo del olivo tiene ese sentido de resistencia y lo odio. Esta
retórica existe en Palestina, se ha infiltrado hasta las raíces, en la poesía,
en los graffitis de la calle… y es peligrosa. Ellas deben empoderarse y, por
ello, estos cortos aportan la visión de las mujeres, su perspectiva”.
ELENCO
PRINCIPAL:
Reham
Al-Ghazali
en el papel de la realizadora de ‘Madleen’
y ‘Out of frame’
Liali Kilani en el papel de la
cineasta que rodó ‘If they take’
ARTISTA
INVITADA:
Alia
Arasoughly
interpretando a la directora de la organización Shashat
Con la
colaboración especial de:
Fadya Salah Al-Deen –
‘This is the law’
Alaa Desoki –
‘Manshar Ghaseelo’
Areej Abu Eid –
‘Manshar Ghaseelo’ y ‘Separation’
Sahar Omar Fasfoos –
‘3, 2, 1’
Rana Mattar –
‘Black and white’
Fatema Bani
Odeh – ‘.com’
I’temad
Kamel Washah
– ‘Almahjoba’ y ‘Siege’
Hanaa Abedulkareem Al-Zanatt – 'Boy…Girl'
Comentarios