Fernando Buen Abad
Domínguez
Blog del autor: http://fbuenabad.blogspot.com/
Centro de Comunicación
Alternativa
29.09.2016
No esperaremos a que se desvanezca por sí solo el monstruo
mediático de las “mil cabezas”.
Quitémosle, por lo pronto, la base de sustentación que es nuestro cerebro. Ni
todas las asimetrías -realmente existentes- en el escenario de la guerra
comunicacional planetaria, alcanzan para convencernos de quedarnos quietos.
Para que seamos incapaces de comprender la realidad y transformarla, la
burguesía nos atiborra el cerebro con ilusionismo consumista. Basta. En todas
las “ideas” de la clase dominante
existen componentes extorsivos para convencernos, directa o indirectamente, de
ser esclavos felices. Ya podríamos desarrollar una guerra de guerrillas [1]
semiótica que tuviera por objetivo “asaltar
los cielos” de la libre expresión socialista con una revolución de la
comunicación por todos los medios. ¿Qué hace falta?
Es falso que nada puede hacerse, es falso que los monopolios son intocables e indemnes,
es falso que nos quede sólo la
resignación y el silencio. La estructura toda del capitalismo está plagada
con fisuras originadas por la improvisación y el empirismo de su desarrollo
anárquico y dispendioso. Trabajaríamos como ciegos si asumimos como verdad
absoluta esa super mentira (propagada a los cuatro vientos) sobre lo “intocables” que son los monopolios de
la comunicación del capitalismo. Su peor debilidad, la más grande, es la
organización política de los pueblos con fortaleza crítica.
Podríamos desarrollar un
inventario de “fisuras” y “grietas” del capitalismo, medidas por
antigüedad, espesor, profundidad y vulnerabilidad. Podríamos evaluar con qué
hacerle más daño a los medios y los modos que la burguesía emplea contra el
pueblo trabajador para embrutecerlo, alienarlo y explotarlo. Podríamos recorrer
las experiencias exitosas y repetirlas, perfeccionándolas. Podríamos, incluso,
organizarnos con un solo plan multiplicado por miles de frentes para cercar a
las matrices ideológicas burguesas con una pinza de crítica aguda, científica,
popular y revolucionaria.
Hace falta la síntesis y
el sentido de la historia que tuvieron las “Tesis
de abril”; hace falta la poesía de Miguel Hernández; la pasión de Flores
Magón; el pundonor de Rodolfo Walsh; la firmeza de John Reed. Hace falta el
clima de las radiodifusoras revolucionarias de Bolivia y las certezas
antimonopólicas de las leyes de medios ensayadas en la Patria Grande. Hace
falta la disciplina y la entrega de los medios alternativos y comunitarios. Por
citar algunos ejemplos y fuentes de inspiración moral y ética. Pero,
principalmente, hace falta un programa revolucionario para la comunicación
emancipada y emancipadora. Independencia política en la independencia
semántica.
Con todas esas fuerzas y
con las riquezas comunicacionales, desarrolladas históricamente en la
resistencia y en la vanguardia, debemos fundar un programa internacionalista de
acción semiótica para revolucionar íntegramente la producción social de
sentido. Derrotar todas las instituciones ideológicas de la burguesía, sus
santorales eclesiásticos, académicos, empresariales y faranduleros…, (aunque a
veces no se sepa cuál es cuál). Debemos emancipar a los diccionarios,
devolverles su derecho social a la libertad semántica y a la renovación
dialéctica de los significados. Recuperar el derecho a producir sentido
libremente bajo el único acuerdo necesario de ser útil a la emancipación humana
y a la superación definitiva del capitalismo. A un mundo sin clases, sin
patrones y sin explotación.
Una guerra de guerrillas [2]
semiótica ha de operar en los rincones más inhóspitos e inopinados… en las
categorías más invisibles. Zonas aparentemente impenetrables de esa “mentalidad sumisa” que estudió Vicente
Romano. Ahí donde reina una “tradición”
entrar a modificar el sentido en clave popular y revolucionaria. Ahí donde
hacen su nido los prejuicios, romper los moldes y re-semantizar los hábitos.
Ahí donde las supercherías, los preconceptos, los dichos y los refranes…
esclerotizan ideas con moldes moralistas, fracturar la lógica del discurso para
que desemboque en un imaginario transformador y revolucionario. Ahí donde las
idiosincrasias sancionan vidas y reprimen cambios… detonar los contenedores y
limpiar los tóxicos ideológicos que carcomen la libertad humana. Revolucionar
los significados.
No permitas que los
noticieros burgueses te convenzan de odiar a tu propio pueblo. Que nunca más
nos impongan sus definiciones ni sus diccionarios. Cada vez que un noticiero
burgués usa la palabra “polémico”
para referirse a un líder social, está induciéndote a que lo veas como amenaza. No te tragues el odio oligarca
como si fuese tuyo. Piensa. El 90% de las matrices ideológicas de los medios
burgueses es antipolítica. Superproducciones, miniseries, noticieros... para
desmovilizarte. Todas las veces que un informativo use la palabra “enfrentamiento” entre luchadores
sociales y policías ¡Miente! Es represión vil pero maquillada. Todos los días
debes defenderte de la ideología dominante: nada que te humille, nada que te
duela, nada que te endeude, nada que te embrutezca. Dignidad. En boca de la
derecha la palabra “referéndum”
significa odio al pueblo. No te engañe el democratismo burgués ni su llanto de
cocodrilo.
La guerrilla semiótica
requiere, por ejemplo, bombarderos de precisión para demoler las matrices
ideológicas que obligan a los pueblos a votar en su contra. Hay que ganar la
gran batalla contra la infiltración de ideología burguesa en nuestras propias
casas y hasta la cocina. Guerrilla semiótica significa audacia de la
inteligencia para desmoronar los castillos ideológicos de la clase dominante y
derrotarlos con el razonamiento enamorado de la inteligencia revolucionaria y
socialista. Emancipar conciencias. Una guerrilla semiótica requiere de acción
emancipadora y multiplicadora en los territorios más invisibles de la
conciencia. Emancipación. Cada quien debe asumir su responsabilidad y su
trinchera en la guerrilla semiótica. Desmontar el diccionario del engaño con
que nos ha derrotado más que por la fuerza. Tarea urgente.
NOTAS:
[1] "…la "guerra pequeña o
guerrilla -pequeños destacamentos de maniobras independientes unos de otros-
procura debilitar y extenuar al adversario…”. León Trotsky: Guerrilla y
ejército regular.
[2] “…si por
guerrilla se entiende, un método de maniobras rápidas y ligeras, de
incursiones, súbitas…” León Trotsky: Guerrilla y ejército regular,
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