CECOP y CRAC somos
un solo frente
CDH
De La Montaña Tlachinollan
Desinformémonos
Foto:
Alaide Martínez
15 marzo 2017
En las tierras comunales de Cacahuatepec la
lucha por nuestro territorio es histórica. Es una lucha ejemplar
que nos hizo crecer como pueblo porque aprendimos a defendernos contra el
gobierno. En todo momento hemos tenido que librar muchas batallas; contra
la CFE, los gobernadores, los policías, el ejército y los gravilleros. Todos
nos han agredido y se han unido para despojarnos de la tierra que nos heredaron
nuestros abuelos.
Los que viven en las ciudades siempre nos han
despreciado y nunca han respetado nuestra forma de vivir en comunidad. Los
políticos de todos los partidos solo nos miran cuando necesitan apoyo para sus
campañas. Los empresarios siempre buscan sacar la mejor tajada de sus
negocios. Por ejemplo los que viven del negocio de la arena y la grava tratan
de adueñarse de más tierras, cuando ellos saben que no lo pueden hacer porque
son comunales. Nadie vela por los derechos de los demás y
a ninguno le preocupa cuidar lo que nos da vida como el bosque, el río, las
plantas, los arroyos. Solo queremos extraer beneficios de la naturaleza pero
nunca realizamos acciones que la protejan.
Nosotros, aunque no lo crean, hemos cuidado el
río Papagayo porque es el que nos da vida a todos los acapulqueños, sobre todo
a los empresarios. En nuestras mismas tierras están los pozos de agua que
surten a gran parte de los hoteles y a varias colonias del puerto. Por nuestros
pueblos pasan los camiones que sacan arena y grava del río sin que pidan
permiso a las autoridades comunales. Todo lo arreglan con los grandes políticos
en Acapulco, a los verdaderos dueños nos ignoran.
Por eso cuando supimos de la construcción de
una presa hidroeléctrica dijimos abiertamente ¡No a la Parota! Nos
organizamos más de 20 comunidades para impedir la entrada de los camiones y la
maquinaria de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Por asumir esta
postura el gobierno se enojó y no nos perdonó lo que le hicimos. Empezó a
perseguir a nuestros líderes. Los
encarceló y armó una campaña para señalarnos como peleoneros. No pudieron
doblegarnos, mucho menos nos atemorizaron. Lo
que pasó con este problema es que ayudó a despertar la conciencia de la gente,
de defender nuestra tierra y de impedir que nos sacaran de los lugares donde
vivimos. Lo que hizo el gobierno fue dividirnos y también relegarnos.
Se propuso construir la presa ignorando lo que
decíamos. Empezó a realizar asambleas simulando
una consulta con el fin de contar con la autorización de los dueños de las
tierras. Como opositores a la presa, el gobierno nos bloqueó para que no
entráramos en las asambleas que realizaban para autorizar la presa. Los
policías se encargaron de reprimirnos y los taxistas de Acapulco
fueron los encargados de acarrear a la gente de otros núcleos agrarios. Dimos
una pelea limpia al gobierno y ni con toda su policía nos pudieron ganar. Todo
el dinero que derrocharon para derrotarnos fue en vano, porque pudo más nuestra
postura firme.
En todo momento les demostramos que la razón y
el derecho estaban de nuestro lado. No hubo ninguna duda, porque los 6 juicios
agrarios que interpusimos, los magistrados resolvieron
a nuestro favor. Les hicimos ver que la sabiduría de los pueblos es más astuta
y efectiva. Pudimos combinar la organización de las comunidades contra la presa
la Parota, con la defensa jurídica, la denuncia en los medios de comunicación y
la solidaridad de los organismos internacionales.
Quiero decirles que ser comunero no es nada
fácil, porque tienes que cumplir con mucha obligaciones. Para que tengas
derecho a la tierra no solo hay que estar en el padrón, tienes que dar servicio
por varios años a la comunidad, hay ocasiones en que tienes que desempeñar un
cargo y aquí nadie te paga, todo es gratuito, porque todo lo que hay en el
pueblo también es gratis: el agua, la leña, la madera, las frutas, las plantas
medicinales, el solar y la misma parcela. Eso es lo que nos define como
comuneros o comuneras, por eso no es cualquier cosa, tenemos que defender
nuestra tierra y nuestra comunidad. Cuando alguna empresa o el mismo gobierno
quiere atentar con lo que es nuestro, nos organizamos para impedirlo.
A pesar de esta cultura que tenemos, para los
funcionarios del gobierno somos unos simples campesinos que no sabemos de leyes
y por lo mismo nuestra opinión no cuenta. Nos han tratado siempre
como sus peones, como seres inferiores que estamos destinados a
trabajar en la parcela. Creen que no podemos aspirar a más y nos dan a entender
que necesitamos del gobierno y de los ricos para que lleguen a nuestras tierras a salvarnos. Por
eso no nos piden permiso para meterse a nuestro territorio. Llegan como si
fuera a su casa. Así hizo la CFE: metió su maquinaria y empezó a construir
túneles para construir la cortina. No nos quedó de otra que retener y sacar a
los trabajadores. A los ingenieros le enseñamos a respetar a nuestra madre
tierra y le dijimos que mejor se fuera para que no se metiera más en
problemas.
Como comunidades nos organizamos para cuidar
nuestros territorios. Las compañeras instalaron plantones para impedir la
entrada de los trabajadores de la empresa. Cada domingo empezamos a convocar a
reuniones para informar cómo iba nuestra resistencia contra la presa y cómo
organizarnos mejor para hacer frente a la decisión de las autoridades de
meterse a nuestras tierras para iniciar el proyecto hidroeléctrico. El
movimiento de resistencia del CECOP nació del corazón del pueblo. Nos ha
costado sangre porque en esta lucha larga han asesinado a 4 compañeros. El
gobierno en lugar de investigar y castigar a los responsables, giró varias
órdenes de aprehensión contra los dirigentes. Detuvo dos veces a Marco Antonio
Suástegui que fue trasladado a un pena de Tepic , Nayarit para impedir que lo
visitarán sus familiares y amigos y que no contara con una defensa adecuada.
Para desmovilizar a las mujeres encarcelaron a nuestra compañera María de la
Luz Dorantes, quien logró demostrar mucho temple porque a pesar de tanto
sufrimiento que padeció, no abandonó la lucha y más bien sigue ahora al frente
de la CRAC.
Como CECOP es importante decir que luchamos no
solo para defender nuestro territorio, también velamos para que haya seguridad
y para que reine la paz en nuestros hogares. Contamos con nuestros policías
comunitarios que dependen de la casa de justicia de San Luis Acatlán. Con el
apoyo de los coordinadores y coordinadoras vamos aplicando el reglamento para
que haya orden en los bienes comunales de Cacahuatepec y esto con muchas
dificultados lo estamos logrando.
Lo que pasó este miércoles 8 de marzo con la
llegada de más de 100 policías de la
Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) fue una
agresión directa al CECOP, porque vinieron a desafiar a nuestros policías, al
rodear la casa de enlace de la Coordinadora Regional de Autoridades
Comunitarias (CRAC) y al portar armas de uso exclusivo del ejército. ¿A qué
vinieron? ¿Quién los mandó? ¿Con qué derecho entraron si no
son de la comunidad? ¿Qué les da más derecho a policías que no son de la
comunidad para querer someter a los policías locales?
Como comunidades ese tipo de policías no estamos
acostumbrados a ver. Mucha gente se asustó al observar el armamento que traían
y por la forma como llega con muchas camionetas y la manera cómo se comporta
con la gente. Como CECOP decimos que esa policía no la solicitó la comunidad, por lo
mismo, demandamos que respeten nuestro territorio, a nuestros policías y al
pueblo mismo. Aquí hemos podido defendernos de quienes pretenden hacernos daño
y quieren imponer proyectos que no nos benefician. Como CECOP y CRAC somos un
solo frente. Juntos estamos defendiendo nuestro territorio, nuestra agua y nuestra
tranquilidad. Ya no queremos más violencia, ya no queremos más divisiones,
tampoco queremos más agresiones de grupos ajenos a la comunidad. Queremos que
el gobierno respete nuestras decisiones, nuestras asambleas, nuestra lucha y la memoria de nuestros caídos. No queremos más provocaciones ni
incursiones de gente extraña que viene a defender intereses de grupo, que busca
dividir más a las comunidades, desmovilizarlas para impulsar la construcción de
la presa La Parota.
No nos vamos a confrontar con la UPOEG porque
el CECOP no nació para pelear contra las organizaciones, su razón de ser es
defender su territorio contra los proyectos extractivistas promovidos por el
gobierno; es impedir que se construya la presa hidroeléctrica La Parota y fortalecer la organización
comunitaria para hacer valer sus derechos colectivos. Por esta razón la
presencia de la UPOEG en el territorio donde el CECOP ha
enarbolado un movimiento emblemático a nivel continental contra las represas y
que ha sido inspiración para otros pueblos que luchan contra los megaproyectos,
representa una amenaza externa que atenta contra el derecho a la libre
autodeterminación y al respeto al territorio de los bienes comunales de
Cacahuatepec.
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