La
vocera es una candidata que no es candidata, es vocera del CIG
Noé Pineda
Desinformémonos, periodismo de abajo
30 mayo, 2017
El pasado 28 de mayo, después de
varias horas de deliberación y más de medio año de haber iniciado un proceso
que a muchos tomó por sorpresa, ayer por fin conocimos los primeros 71 nombres
de los integrantes y las integrantes del Consejo Indígena de Gobierno (CIG) y a
quien será su vocera, es decir, el rostro más visto del movimiento en los
siguientes meses y quien por su voz hablará una representación de diversos
pueblos, al menos 58 lenguas representadas en esta decisión, que no todas las
naciones, sino sólo las que hasta hoy suscribieron la iniciativa.
Para
muchos medios de comunicación acostumbrados a la foto del día, a la nota
del día, de la asamblea salió una candidata
a la presidencia, cosa no sólo imprecisa, sino que en algunos, muchos,
casos, tendenciosa, ya que en la presentación intentaron aclarar qué es, qué
función tiene, qué objetivo tiene el CIG y su vocera, y el por qué aprovechar una
coyuntura así. Pero el asunto no sólo se puede entender mirando la foto del día o la nota periodística del día, porque si nos quedamos ahí no
entendemos nada, menos aún si leemos o vemos alguna nota que comience con la
frase: “El Congreso Nacional Indígena y
el Ejército Zapatista de Liberación Nacional eligen a candidata indígena a la
presidencia para el 2018”.
Primero, el CNI tiene al menos 20 años de haberse
formado como un espacio de encuentro de los pueblos originales en el contexto
del levantamiento armado del EZLN y en un contexto de negociación de lo que se
conocería después como “Los Acuerdos de
San Andrés”. El Foro Nacional Indígena, espacio de debate de las demandas
de los pueblos a poner en las mesas de negociación entre EZLN y el Gobierno
Federal, devino en 1996 en el Congreso Nacional Indígena, que desde un
principio se definió zapatista porque el EZLN fue quien promovió su formación.
La
concepción conjunta (entre representantes indígenas, intelectuales, activistas
y funcionarios) de los Acuerdos de San Andrés, contenía, lo mínimo de las
propuestas de autogobierno y autonomía de los pueblos, misma que en diversos
momentos se reivindica en el espacio público y en la arena pública. Dice el CNI:
“en el 2001, en nuestro III Congreso Nacional
Indígena realizado en Nurío, Michoacán dijimos: por el reconocimiento
constitucional de nuestros derechos colectivos y nos sumamos a la
Marcha por la Dignidad Indígena que encabezaron nuestros hermanos del EZLN, en
donde la voz primera de nuestros pueblos y la voz mayoritaria de la
sociedad mexicana se expresó exigiendo dicho reconocimiento. Pero la respuesta
de este mal gobierno fue la traición al aprobar la contrarreforma indígena del
2001, propuesta por el poder ejecutivo”. (1)
El
CNI como espacio de confluencia de pueblos, organizaciones, comunidades, es un
espacio dinámico, que a lo largo de sus más de 20 años, ha tenido altas y
bajas, como todos los procesos sociales, ha tenido sus contradicciones que en
ocasiones llegan a la ruptura, pero de cualquier forma, confluyen. El CNI se rige por siete
principios y el espacio de representación es la asamblea general, como ellos y
ellas mismas dicen:
“nos regimos por siete principios y nuestro
espacio máximo de decisión es la asamblea general reunida en el congreso, en
donde todas y todos tenemos palabra para decidir colectivamente:
Servir y no servirse,
Construir y no destruir,
Representar y no suplantar,
Convencer y no vencer,
Obedecer y no mandar
Bajar y no subir
Proponer y no imponer (2)
Segundo, en el Quinto Congreso Nacional
Indígena realizado en el mes de octubre de 2016 se propuso llevar a cabo una
consulta en los pueblos que integran el CNI para decidir si se aceptaba la
propuesta presentada por el EZLN y emanada del CNI,
para conformar un Concejo Indígena de Gobierno:
“cuya palabra sea materializada por una mujer
indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre
de los pueblos que integramos el CNI y de la sociedad civil en el proceso
electoral del año 2018 para la presidencia de este país. El resultado de la
consulta en diciembre del 2016 fue la aprobación de la propuesta, con la
participación de 523 comunidades, de 25 estados del país y de 43 pueblos
indígenas”.
(3)
Y he aquí el
meollo de la confusión, cuando el CNI dice: “candidata
independiente que contienda a nombre de los pueblos que integramos el CNI y de
la sociedad civil en el proceso electoral del año 2018 para la
presidencia de este país”.
Entonces
ahí todos pensamos que van a participar en las elecciones y tienen candidata,
van a participar como todas las fuerzas políticas reconocidas por el Instituto
Nacional Electoral (INE), antes IFE, la compañera indígena va a ser como Emilio
Álvarez Icaza, que es candidato independiente por parte del movimiento Ahora (4).
Pero
resulta que en la dialéctica de los pueblos y en el pragmatismo de los mismos,
la vocera es una candidata que no es candidata, es vocera. Pensemos pues, el
CNI, los pueblos que lo conforman, vienen de diversas historias y experiencias
que se encontraron en el desaparecido Foro Nacional Indígena, que han caminado
cada cual su propia historia, la mayoría, si no es que todos, con mucho dolor,
represión, muerte, saqueo y mentiras han resistido como mejor han podido al
avance de las políticas depredadoras, ladronas de la clase política y de las
empresas nacionales y trasnacionales; en esa larga resistencia se han aliado en
diversos espacios de confluencia y con diversos actores, sujetos y
organizaciones.
Muchos
de los que el 28 de mayo fueron anunciados como integrantes del CIG, venían de
un proceso de confluencia en el que, después de una seria reflexión sobre la
necesidad de unir esfuerzos y hacer visible mediáticamente el despojo y la
violencia de la que son objeto los pueblos indígenas con el avance de
megaproyectos, las reformas estructurales, las reformas en temas de seguridad
pública (que para los pueblos se traduce en represión), confluyeron en lo que
se conoció como Campaña Nacional en Defensa de la Madre Tierra y el Territorio
(Campaña). La Campaña destacaba en su lanzamiento:
“Defendamos la cultura de nuestros pueblos,
el control de producir nuestros alimentos, reconstruyamos nuestros sistemas
normativos y de gobierno, nuestras instituciones comunitarias: la autonomía y
el autogobierno. Creemos nuestras propias leyes, porque cuando la ley es
injusta, lo justo es desobedecerla.
Levantémonos junt@s, sol@s no
podemos. Cobijémonos entre tod@s. Si nosotr@s nos unimos, ellos tiemblan.
Estamos viviendo la historia y queremos formar parte de ella. Ya no tenemos
miedo. Porque todas nuestras luchas nos llevan a un OBJETIVO COMÚN: La DEFENSA
de la VIDA y la MADRE TIERRA”. (5)
Y la
misma convocaba a unir campo y ciudad, artistas, organizaciones civiles,
mestizos e indígenas a sumarse a la Campaña durante el año que duraría, abril
de 2016 a abril de 2017.
Muchos
de los pueblos, barrios y organizaciones que fueron parte de la Campaña, no
pertenecían al CNI, pero muchos otros y otras sí, así es el espacio, diverso.
Ya para la Sexta Asamblea General en Defensa de la Madre Tierra y Territorio,
realizada en Temacapulín, Jalisco el 28 y 29 de agosto de
2016; las y los representantes mencionaban la necesidad de ir más allá, de dar
un paso más en la lucha conjunta, de no quedarse sólo en los pronunciamientos
de solidaridad ante la desgracia de los pueblos. Tan sólo en el primer mes de
lanzada la campaña se registraron agresiones en San Francisco Xochicuautla, en
Atenco, en Tecámac, en los Pedregales de Coyoacán, en Magú y 3 de mayo.
En
aquella Sexta Asamblea se perfilaban varias iniciativas conjuntas y se
enumeraban las amenazas y despojo de los territorios de los pueblos:
“a lo largo y ancho de la República Mexicana
los pueblos enfrentan proyectos de despojo como son minas –de tajo a cielo abierto,
submarina, tumbe y relleno, y pocitos de carbón, entre otras–, represas y trasvases de cuencas, proyectos
de generación de electricidad –termonucleares, hidroeléctricas,
termoeléctricas de carbón, combustóleo o ciclo combinado y parques eólicos- a gran escala, entre otras), autopistas y
carreteras, aeropuertos, puertos marinos, privatización de sistemas de abasto
de agua potable, proyectos de desarrollo turístico a gran escala, proyectos
inmobiliarios, gentrificación violenta, vertederos tóxicos, incineradoras de
basura, explotación de hidrocarburos –pozos convencionales, pozos de
fracking, pozos en aguas someras y profundas, gasoductos y oleoductos,
refinerías y regasificadoras, entre otros–, biopiratería
y bioprospección, privatización de semillas, transgénicos, piratería de
conocimientos y saberes, programas de mercantilización de bienes forestales o
de captura de carbono (como REDD+), explotación
forestal, destrucción de manglares, ganadería industrial intensiva,
monocultivos y agrocombustibles, entre otros proyectos de muerte”. (6)
Lo
que ahí se denunciaba, también se denunciaba por parte de los pueblos y
comunidades del CNI.
Dos
meses después, en el Quinto Congreso Nacional Indígena que tuvo lugar del 9 al
14 de octubre de 2016 en el Cideci-Unitierra, el EZLN y el CNI denuncian que:
“nuevamente nos damos cuenta de la
agudización del despojo y la represión que no han parado en 524 años en que los
poderosos iniciaron una guerra que tiene como fin exterminar a los que de la
tierra somos y que como sus hijos no hemos permitido su destrucción y muerte
para beneficiar a la ambición capitalista que no conoce fin, más que la
destrucción misma. La resistencia por seguir construyendo la vida hoy se hace palabra,
aprendizaje y acuerdos”. (7)
Y
lanzan la convocatoria que por un lado dio ruta a miembros de la Campaña en el
CNI, pero también desconcertó a más de un analista, a más de un activista, a
más de un seguidor, seguidora convencida de la autonomía, a más de uno y una
que no ve en el proceso electoral alguna alternativa; aquel 14 de octubre el
EZLN y el CNI declaran:
“nos declaramos en asamblea permanente y
consultaremos en cada una de nuestras geografías, territorios y rumbos el
acuerdo de este Quinto CNI para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya
palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como
candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y
el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año
2018 para la presidencia de este país.
Ratificamos que nuestra lucha no
es por el poder, no lo buscamos; sino que llamaremos a los pueblos originarios
y a la sociedad civil a organizarnos para detener esta destrucción,
fortalecernos en nuestras resistencias y rebeldías, es decir en la defensa de
la vida de cada persona, cada familia, colectivo, comunidad o barrio. De
construir la paz y la justicia rehilándonos desde abajo, desde donde somos lo
que somos.
Es el tiempo de la dignidad
rebelde, de construir una nueva nación por y para todas y todos, de fortalecer
el poder de abajo y a la izquierda anticapitalista, de que paguen los culpables
por el dolor de los pueblos de este México multicolor”. (8)
Y tercero, como decía ayer la compañera
antes de leer el pronunciamiento final del CNI, llegó la hora, y el domingo 28 de
mayo se dieron a conocer los primeros 71 nombres de las y los integrantes al
CIG en la que se incluyen integrantes de pueblos indígenas como integrantes
mestizos y mestizas, así como se da a conocer el nombramiento de la vocera, que
formalmente intentarán inscribir su nombre en el proceso electoral para
presidente en el 2018. Pero antes de ello, las tres mesas que presidieron la
ratificación del nombramiento de María de Jesús Patricio Martínez, dieron a
conocer el mandato de la asamblea a la vocera y al CIG, así como sus principios
rectores.
Es
importante rescatar estas tres mesas y por supuesto, los intentos de aclaración
del CIG en pleno, ante las preguntas de la prensa, en la conferencia que siguió
a la conclusión de la asamblea general del CNI. En dicha conferencia de prensa
María de Jesús, conocida como Marichuy:
“El participar, el aceptar participar como
propuesta del CNI, hermanos del EZLN que también dieron su palabra, es con el
fin de, no tanto de trabajar con la cuestión de llevar votos, de irnos a
sentarnos en la silla maliciada, más bien nuestra participación es por la vida,
es por la organización, es la reconstitución de nuestros pueblos que han sido
golpeados por años y años, y creo que ahorita tenemos que buscar una forma para
seguir existiendo. Creo que no solamente los pueblos, y el hecho de participar
en este proceso es para invitar a todos aquellos sectores, a la sociedad civil
organizada, no organizada a que también unamos los esfuerzos que podamos
destruir a este sistema que nos esta acabando a todos en general. Nosotros como
pueblos hemos analizado que vamos peleando por la vida y la vida incluye la
tierra, el territorio, el agua, los árboles, todo, y se lo están acabando”.
Sara López, integrante del CIG de la
península de Yucatán, antes de pasar a la ronda de preguntas afirmó:
“El CNI desde el día de hoy tenemos nuestro
CIG, ellos son, ellas son nuestro gobierno, ellos son, ellas son quienes van a
caminar juntos con los pueblos… es el momento de los pueblos, es el momento de
nosotros y nosotras para reconstruir este país que está hecho pedazos, para
irlo armando, irlo construyendo, irle dando vida”.
A pregunta
expresa de periodistas: “¿Han dicho
no vamos por votos, entonces por qué van y qué opinan de Andrés López Obrador?”.
Una pregunta
por lo menos insidiosa que tuvieron a bien contestar con el respeto y la
sencillez que ameritaba. Mario Luna comenzó:
“También hay una expectativa (del pueblo de México) pero
también una gran desilusión del trabajo que han realizado los partidos
políticos, es en ese sentido que el CNI ha decidido consultar a las bases, a
las comunidades, a los pueblos, para proponer una alternativa y la alternativa
que hemos encontrado es precisamente el llevar a cabo nuestras propuestas,
nuestras plataformas mediante un CIG, el CIG en realidad será el que encabece
está campaña. Para nosotros entonces, como la ley no lo permite que se pueda
registrar un Concejo, entonces vamos a registrar a nuestra vocera, es en ese
sentido que ya se marca una diferencia. Ella no será entonces la que dé la voz
de lo que únicamente ella piensa, sino que va a transmitir las decisiones y los
comunicados de todos los que estamos aquí, y obviamente todos nosotros vamos a
consultar a nuestros pueblos… Nosotros no estamos ofreciendo entonces una
solución mágica como acostumbran los partidos políticos, nosotros estamos
invitándolos más bien a organizarse cada quien desde sus pueblos”.
A
la pregunta de si no tenían preocupación por la aplicación de la ley electoral
a su campaña, Betina Cruz del pueblo binni’zaa (zapoteco), dijo:
“…y lo del marco jurídico electoral, no creo, nosotros no estamos
en una campaña electoral, estamos, como dijo la compañera, estamos en una
campaña por la vida, estamos en una campaña en defensa de la vida, del rescate
de este país que se está cayendo y que se está despedazando con este modelo
económico neoliberal que lo está destruyendo que está dejando que las
multinacionales se roben a pedazos a nuestro país y nuestras vidas. Entonces
nosotros no estamos haciendo campaña electoral, es una campaña por la vida, es
una campaña por la organización de los pueblos, es una campaña por la
construcción del poder desde abajo, no por la aspiración del poder de arriba”.
Mientras que
Fortino Domínguez, zoque desplazado en Jalisco, dijo:
“En este contexto de guerra y muerte que ha bañado de sangre a
nuestras tierras, también nos hemos dado cuenta que son los pueblos indios de
este país los que están generando alternativas reales a este país para la
guerra que estamos viviendo a través de la reconstitución de sus tierras, la
articulación de sus autoridades tradicionales o el ejercicio a través de
métodos de seguridad propia, yo creo que por ahí hay que empezar a ver esas
diferencias (con los partidos políticos) y en ese sentido, nosotros no estamos
pensando que la solución va a venir de una sola persona, y ahí no solamente nos
referimos a Andrés Manuel, sino a toda esa clase política de arriba que sigue
pensando que va a venir un ‘rayito de esperanza’ o una persona en lo individual
a salvar a este país”.
En su turno,
o uno de los varios turnos de él, el Profe Filo de la mixteca poblana se va más
a fondo:
“El asunto este es bien complejo porque es civilizatorio, estamos
hablando de unos 10 mil años de historia, sobre eso es lo que estamos parados
todos los que estamos aquí, el CIG, no confundan, no es una vulgar lucha por el
poder, es un asunto civilizatorio, somos los descendientes de esos pasados, de
esos antiguos que parieron ciudades, parieron sistemas de gobierno, parieron (…) muchas
culturas, muchas lenguas. No. No estamos en los libros, estamos aquí, frente a
ustedes…Puede decir la historia de arriba lo que quiera pero para nosotros la
historia es otra, para nosotros da lo mismo si son conservadores o liberales,
si son izquierda o derecha, o vayan a saber ustedes qué, porque el proyecto desde
hace 500 años es el mismo”.
Enfática,
en su turno, Sara dice:
“Si no van por voto, entonces por qué van, preguntaban. Pues vamos
por todo, no queremos el poder, el poder corrupto, el poder que esta allá
arriba, el poder que está destruyendo nuestro país, el poder que esta
despedazando nuestro país, el poder que se esta llevando todos nuestros
recursos naturales, desde el aire, nuestra agua, nuestros ríos. Todo lo que
están implementando desde la península de Yucatán hasta Baja California, desde
el sur hasta el norte, nos están destruyendo y nos están quitando todo lo que
nos pertenece como pueblos. Por eso no vamos por votos… Entonces, no vamos por
el voto, no somos ningún partido político, no estamos compitiendo ni vamos por
el poder, desde abajo y a la izquierda vamos a construir este país”.
Con lo sucedido
y declarado el pasado 28 de mayo, los pueblos agrupados en el CNI, dan muestra
nuevamente de su pragmatismo y sus contradicciones, dan muestra de que todo lo
que han caminado, las rutas, son eso, camino, no punto de llegada. Por eso el
tema de si la vocera es una candidata presidencial, no es un tema, el tema en
el fondo es el proyecto de desarrollo hegemónico, el proyecto civilizatorio
homogeneizante, el modelo económico que todo lo devora y desecha, el modelo
cultural que ve en los indígenas su antítesis y no la soporta ver viva; el tema
de fondo es el infierno que han vivido los pueblos indígenas en tantos años y
que ya lo viven casi todas las clases sociales del país con una violencia que
se incrustó en todos los estados, con la impunidad como modelo de justicia, con
la corrupción como política pública, con la frivolidad como propuesta cultural.
En un país
donde la guerra nos ha tocado a todos y todas, el CNI se lanza y convoca en su
pronunciamiento de cierre de la asamblea constitutiva del CIG:
“Nuestro llamado es a quienes creen en sí mismos, en el compañero
que tiene al lado, que creen en su historia, en su futuro, es a no tener miedo
de hacer algo nuevo pues esa vereda es la única que nos permite certeza en los
pasos que demos”.
El futuro de
la iniciativa del CNI viene de un largo pasado en que cada paso ha sido abono
para lo que se crece ya, y si bien el CNI deja muchas dudas, muchas preguntas
más que certezas, el hecho de invitar a imaginar, a pensar, ha conversar, a
debatir, es otra oportunidad para transformarnos, es ya algo nuevo. Muchas
cosas se dijeron, muchas dudas salieron, pero lo que de esa reunión no salió,
fue una candidata indígena a presidenta, sino un Consejo Indígena de Gobierno
con una vocera.
NOTAS:
5.- http://www.defensamadretierra.mx/nuevo/2016/08/29/pronunciamiento-de-la-sexta-asamblea-general-en-defensa-de-la-madre-tierra-y-territorio-temacapulin-jalisco-29-de-agosto/
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