NUNCA MÁS UN MÉXICO
SIN NOSOTROS…
O NO HABRÁ MÉXICO
Zózimo
Camacho
Contralínea
542 (del 05 al 11 de Junio de 2017)
04
junio, 2017
Los pueblos
indígenas se levantan. El país se remueve en sus entrañas. Como siempre, no
habrá información en los grandes medios. Los corporativos colgarán apenas
algunas anécdotas que buscarán hacer parecer a los pueblos originarios un
accesorio más, casi folclórico, del sistema (¿debemos decir “mercado”?) político mexicano.
La soberbia y el desprecio de los medios
de comunicación hacia las naciones, pueblos, tribus y comunidades del México
profundo son extensiones de esas mismas soberbia y desprecio que por siglos han
gastado políticos, empresarios, latifundistas, dominadores, capitalistas, hacia
los habitantes originarios de este país.
Hoy los indígenas han hablado entre ellos
y se han puesto de acuerdo. Bajan de las montañas y las sierras. Suben de las
cañadas y laderas. Vienen de las selvas abigarradas; de los remolinos del
desierto; de los bosques de ocote, oyamel y neblina; de las costas saladas,
remojadas por milenios.
Las “únicas alternativas de lucha de nuestros
pueblos están en las geografías indígenas de todo nuestro México y juntos somos
el Congreso Nacional Indígena, que decidimos no esperar el desastre que
indudablemente nos traen los sicarios capitalistas que gobiernan, sino pasar a
la ofensiva y hacer esa esperanza un Concejo Indígena de Gobierno para México,
que apueste a la vida desde abajo y a la izquierda anticapitalista, que sea
laico y que responda a los siete principios del mandar obedeciendo como nuestra
garantía moral”.
Son algunas de las palabras con las que
el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) dieron a conocer el pasado 28 de mayo la instauración de un
Concejo Indígena de Gobierno, con 71 concejales –hombres y mujeres–
provenientes de todas las geografías del país, entre ellos una vocera, la nahua
María de Jesús Patricio Martínez, quien a nombre de este Concejo participará en
las elecciones de 2018 como candidata independiente.
Los siete principios del mandar
obedeciendo que han hecho suyos el CNI y el EZLN vienen rigiendo la vida de
miles de comunidades en México de generación en generación, por siglos: servir
y no servirse, construir y no destruir, obedecer y no mandar, proponer y no
imponer, convencer y no vencer, bajar y no subir, representar y no suplantar.
María de Jesús, Marichuy, nahua de Tuxpan, Jalisco, médica
tradicional encarna la mujer que el CNI y el EZLN buscaban como vocera y que
anunciaron desde enero pasado: “una mujer
indígena que hable lengua, porque es guardiana de la sabiduría de su cultura,
del cuidado de su familia, del cuidado de su pueblo. Guardiana y dadora de la
vida y de nuestra madre naturaleza. La hija de corazón de colores, la que
siembra esperanza paso a paso, la que construye vida con otras con otros, la
que limpia y sana los corazones del odio y del poder. La que trenza en su
cabello la memoria del pueblo”.
Es una oportunidad para la paz que
lanzan los indígenas de México. Probablemente será la última para algunos de
ellos. Vilipendiados, saqueados, despojados, los pueblos, naciones, tribus y
comunidades de este país emprenden una ofensiva pacífica pero clara: defenderán
su cultura, derechos, territorios y recursos hasta las últimas consecuencias
frente a un despojo peor que el de tiempos de la Colonia. Se enfrentan al
genocidio. Es la última oportunidad para varias etnias y lenguas. Si fracasan,
las opciones de lucha pacífica se reducirán drásticamente.
El Concejo Indígena de Gobierno quedó
constituido con la participación de los pueblos: Apache, Amuzgo, Akimel
O’otham, Binniza, Chatino, Chichimeca, Chinanteco, Chol, Chontal de Oaxaca,
Chontal de Tabasco, Coca, Comkaac, Cuicateco, Mestizo, Hñähñü, Ñathö, Ñuhhü,
Ikoots, Kumiai, Lakota, Mam, Matlatzinca, Maya, Mayo, Mazahua, Mazateco,
Me’phaa, Mixe, Mixe-Popoluca, Mixteco, Mochó, Nahua o Mexicano, Nayeri,
Popoluca, Purépecha, Q’anjob’al, Rarámuri, Tének, Tepehua, Tlahuica, Tohono
Odham, Tojolabal, Totonaco, Triqui, Tzeltal, Tzotzil, Wixárika, Xi’iuy, Yaqui y
Zoque.
No empiezan de cero. La actual fase de
resistencia indígena se ha construido silenciosamente durante las últimas 2
décadas, desde que a instancias del EZLN se constituyó el CNI en 1996.
Silenciosamente, no porque así lo hayan preparado los pueblos, sino por el
silencio que se les ha impuesto a sus demandas, sus defensas, sus voces.
Porque la geografía del despojo es
también, muchas veces, la geografía de la resistencia. En 29 Espejos el CNI documenta la lucha y la organización ante los
megaproyectos que padecen las comunidades. La mayoría de estos saqueos son
retratados en los medios de comunicación como “oportunidades”, “inversiones”,
“generadores de empleos”. Nunca se
dice a quién van a desterrar; qué lengua van a matar; qué cultura van a
exterminar; cuántos miserables van a generar.
Los 29
espejos son 29 casos de resistencia indígena en puntos que atraviesan toda
la geografía mexicana y que pueden consultarse en la siguiente liga:
La costa nahua michoacana, el
Totonacapan, el territorio wixárika, los bosques sagrados de la Sierra de
Manantlán, el istmo de Tehuantepec, la isla de los cocas de Mezcala, el Cerro
Grande de Colima y, entre muchos otros, los territorio kiliwa y kumiai del
Norte de la República.
Se juntan los de color de la tierra.
Traen sus cuitas, arrastran su pobreza; pero también juntan su sabiduría, sus
palabras y sus flechas. Retiembla la Tierra. Sus hijos comienzan a andar.
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