Gael Solorio, con
la vida en un hilo
Noé
Pineda
Desinformémonos,
periodismo de abajo
Fotos proporcionadas por la familia de Gael
Solorio
29
junio, 2017
A ser herido, Gael fue atendido por sus compañeros, lo trasladaron a un hospital, pues la Cruz Roja no llegó. |
Según sus amigos y profesores, Gael
Solorio Cruz, es “un muchacho muy
tranquilo, muy callado, muy dedicado a su trabajo, a estudiar, cuando no está
en la escuela trabaja con su familia de campesino”. Aquel
21 de junio de 2017, para Gael, joven estudiante normalista de 22 años, la vida
tomó un giro violento e inesperado. Una bala disparada, hasta donde se
sabe, por la policía estatal de Michoacán lo tiene hoy en un hospital con el riesgo de sufrir
parálisis del cuerpo. Al momento sigue en un coma inducido por los médicos.
Cuentan los testigos de los hechos que aquel
día (21 de junio), estudiantes de 4º Grado de la Normal Rural “Vasco de Quiroga”, la primera Normal del país, fundada en 1922,
salieron a las inmediaciones de la normal a “volantear”
para denunciar la falta de pago de becas alimenticias y becas de estudio, que
el gobierno estatal, de extracción perredista, había dejado de cubrir casi tres
meses atrás. El “volanteo” iba
acompañado de la recolección de ayuda para los estudiantes, quienes el 25 de
junio, se graduarían como profesores rurales. A escasos días de graduarse, la
vida de Gael tomaría un rumbo incierto.
Ese día, los estudiantes de la Normal
retuvieron una unidad de la empresa Telmex, monopolio de la telefonía en México
y afirman que: “No la secuestraron, la
retuvieron para que respondiera más pronto el gobierno”. Algunas de las
versiones que se han hecho públicas varían en cuanto a las razones por las que
el gobierno estatal envió a elementos del Grupo de Operaciones Especial (GOE),
por ejemplo, MVS afirmó en su momento que el
GOE “acudió a Tiripetío al conocer que
los estudiantes bloqueaban las vías férreas afectando a cuatro locomotoras,
entre ellas una cargada con sustancias peligrosas”. Otros, afirman que la
intención era liberar la unidad retenida por los estudiantes en las
instalaciones de la Normal.
Gael Solorio Cruz, estudiante de 4º grado en la Normal Rural de Tiripetío, a punto de graduarse, sufre la criminal agresión policíaca que pone en peligro su vida |
Adrián López Solís, secretario de Gobierno en
días pasados afirmó a la prensa que, “según
el reporte de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), los estudiantes en un primer momento se
habían retirado a su escuela tras negociaciones con la policía estatal de
Michoacán para liberar las vías del tren, pero un grupo de ellos volvió y
decidió secuestrar e incendiar vehículos en el paso ferroviario, lo que provocó
que un grupo policial fuera tras ellos a las instalaciones del plantel
normalista”.
Al ver llegar a los policías los estudiantes
se dispusieron a evitar su ingreso a las instalaciones académicas y afirman
que: “Un compañero de cuarto año (…) llegó a alertarnos que los policías querían
entrar a la Normal. Que cuidáramos nuestras pertenencias porque sabemos, por lo
ocurrido en años anteriores, que cuando acceden éstos a la Normal se llevan
celulares, computadoras y lo que encuentran en su camino”. El Subdirector
administrativo recuerda también que: “Varias
veces, las fuerzas policiacas han tratado de acceder a la escuela, esto es cada
que los muchachos reclaman pues lo que es de ellos, sus becas y sus apoyos, que deberían llegarle a
la escuela en tiempo y forma”.
Afirman los estudiantes que intentaron
negociar la entrega de la unidad de Telmex a cambio de un compañero suyo que
habían detenido los policías en su camino a la Normal, el estudiante se
encontraba comiendo a las afueras cuando fue detenido. Sus compañeros señalan:
“Nos
empezaron a agredir desde antes para que entregáramos la camioneta, tronando
los vidrios de la escuela que dan a la calle, aventando gas lacrimógeno para
dentro de la institución”.
Ahí todo comenzó a entrar en caos, los jóvenes
tomaron piedras y palos para, como ellos mismos afirman, defenderse de la
agresión de los policías. Heriberto, hermano menor de Gael y también estudiante
de la Normal rural afirma:
“Ya
en ese momento fue cuando la situación se puso un poco más grave, varios
compañeros resultaron intoxicados por el gas, otros por balas de goma, otros
por piedras que ellos mismos
(los policías) arrojaban, en ese momento,
yo estaba atendiendo a un compañero que se estaba asfixiando por el gas, fue cuando
escuche el primer disparo”.
Radiografía de la herida de Gael Solorio, al siguiente día de la agresión. |
Según testigos no fue un disparo, fueron
varios, y en fotografías que levantaron con sus celulares después de la
refriega, dan muestra de varios casquillos tirados en el piso.
Unos momentos más y les avisaron que había un herido
ya entre los estudiantes. “Ibamos hacia
donde estaba según el compañero herido, y entonces pregunto: ¿A quién fue al
que hirieron? Me respondieron: ‘Fue a tu hermano’. La bala le tocó a mi hermano
Gael que se encuentra en estado crítico ahorita”, recuerda Heriberto
tratando de contener su dolor al hablar.
Los hechos en ese momento fueron rápidos,
caóticos, a Gael no lo transportó una ambulancia al hospital, fueron sus mismos
compañeros y profesores quienes, al ver que la ambulancia no llegaba a pesar de
llamarla en varias ocasiones, tuvieron que tomar la decisión de levantarlo y
llevarlo, primero al centro del pueblo para que los médicos de la clínica lo
atendieran. Ellos mismos les indicaron que debían llevarlo al hospital.
La opacidad de lo sucedido ese día es
palpable, en el Ministerio Público la investigación no avanzó nada hasta cinco
días después, cuando llegó una abogada de la Ciudad de México para obtener el
expediente, mismo que era desconocido para la familia de Gael.
El Secretario de Educación estatal, ante
medios de comunicación afirmó que el “estado
de salud de Gael era estable”. Argenis Solorio, hermano mayor de Gael tuvo
que desmentir al secretario:
“Miré
afuera y estaba comentando con unas personas, dijo que había sido un rozón y
que había sido con una bala de goma, yo ahí intervine en la platica, que no
había sido un rozón, que era bala de plomo, que era bala de verdad y que no
había sido un rozón, que el balazo había sido por la boca y la bala todavía se
encontraba dentro, cerca de su columna vertebral”.
Según el secretario de Gobierno, explicó que, “Juan Bernardo Corona, secretario de la SSP,
ha cesado de su cargo a los mandos policiales responsables del operativo para
que se deslinden responsabilidades de acuerdo a los avances de la carpeta de
investigación que lleva a cabo la Procuraduría General de Justicia del Estado
(PGJE)”. Esta situación es desconocida por los familiares y abogados
Gael Solorio lucha por la vida. |
La familia de Gael, de bajos recursos y de
extracción campesina, mantiene todos los días la guardia en el hospital, un
hospital privado en Morelia. La madre de Gael se trasladó desde su pueblo, a
ocho horas de la capital, para mantenerse al lado de su hijo, quien hasta el
día de hoy, miércoles 28 de junio, sigue luchando por su vida, después de haber
sido intervenido quirúrgicamente sin que los médicos lograran sacar la bala de
donde se encuentra alojada, cerca de la médula espinal, con grave riesgo aún
para su vida.
Gael y su familia, viven cotidianamente la
violencia del sistema. En su comunidad, sufren de la realidad campesina, esa en
la que sobreviven el día a día con mucho esfuerzo y la migración, se vuelve una
de sus posibles salidas. Argenis, el hermano mayor ya la vivió: “Es una experiencia con malos recuerdos”. Y hoy no sólo padecen el
que Gael, de un día para otro, vea transformada su vida completamente, también
sufren el maltrato hospitalario al negarles información: “Pues la mera verdad se los voy a decir así, la información que yo he
tenido es porque yo se las he exigido, ellos nunca me han dado a mí, de parte
de ellos (información), es porque uno
ha estado ahí preguntando. Que supuestamente, ellos, la información se la
tienen que dar al que está pagando” (las autoridades de la Secretaría de
Educación del estado) , afirma molesto Argenis.
Arturo Campos, Subdirector administrativo de
la Normal rural nos indica: “Los jóvenes
que ingresan a la institución (…), son
jóvenes de escasos recursos que vienen principalmente de las comunidades más
alejadas de aquí del estado, llegan con la ilusión de tener una profesión”;
ilusión que para Gael y su familia se ha convertido en pesadilla al ser
víctimas del abuso de la fuerza pública, el desdén de las autoridades de
gobierno y la discriminación de las autoridades administrativas del hospital.
“Aquí
los que nos están apoyando, básicamente, son los de la escuela, los alumnos,
los maestros son los que se cooperan…”
reconoce Argenis, y nos dice al final de nuestra conversación que, les manda a
decir al gobernador y al secretario de Educación:
“Nada
más les diría una cosa, que se haga justicia. Que se pague por el crimen que
han cometido. Que se tenga que encarcelar a quien se tenga que encarcelar y que
se haga cargo del crimen les pido. No es nada fuera de su trabajo, nada más que
hagan su trabajo”.
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