Empeoramiento de las condiciones laborales de nativos e
inmigrantes
María
Julia Mayoral/Prensa Latina
La
Habana, Cuba.
Contralínea 544 / del 19 al 25 de Junio de 2017
22 junio, 2017
En
los próximos meses, América Latina y el Caribe enfrentarán un empeoramiento de
las condiciones laborales, incluido un aumento en el desempleo. Mujeres y
jóvenes –con bajo nivel de educación– e inmigrantes, entre los más vulnerables:
OIT y Cepal.
La región de América Latina y el Caribe espera en 2017 un crecimiento
económico de 1.1%, pero el modesto repunte será incapaz de detener el
empeoramiento de las condiciones laborales de nativos e inmigrantes.
Dos agencias del sistema de Naciones Unidas, la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), sustentaron el pronóstico en su más reciente diagnóstico sobre el tema,
presentado en mayo de este año.
Según la Cepal y la OIT, el desempleo urbano seguirá en ascenso, luego
de registrar en 2016 el mayor incremento promedio anual en 2 decenios.
El alza prevista en el producto interno bruto (PIB) de la zona resultará
suficiente para contrarrestar las condiciones de debilidad del mercado laboral,
por lo que la desocupación urbana podría situarse en 9.2%, tras subir a 8.9% en
2016, desde el 7.3% de 2015, precisó el estudio.
Cálculos avalados por la investigación corroboraron que en 2016 la tasa
de desempleo urbano subió en 13 países y en ocho hubo descensos o se mantuvo
una proporción similar al año precedente. Ello significó un empeoramiento de la
situación frente a 2015, cuando la cantidad de países con aumentos en el índice
de desocupación fue de ocho, mientras en 13 disminuyó o se mantuvo.
Aunque la tasa de 8.9 puntos porcentuales en 2016 fue resultado en buena
medida del desempeño de Brasil, con un alza del desempleo urbano de 3.7%, en la
mayoría de los territorios de la zona también hubo retrocesos, remarcó la
pesquisa.
La marcada contracción de la ocupación urbana, estimó el reporte, estuvo
dada principalmente por la debilidad en la generación de empleo asalariado, que
disminuyó un 0.5% en promedio ponderado.
Presionadas por la falta de oportunidades en el mercado formal, muchas
más personas ingresaron al trabajo por cuenta propia, caracterizado por
ingresos bajos e inestables, observaron ambas agencias de Naciones Unidas.
El ascenso de los ocupados por cuenta propia denotó la tendencia hacia
la precarización del empleo regional, pero su aumento en 2016 resultó inferior
al registro de 2015, lo cual dejó en evidencia su menor contribución para
atenuar el efecto del aumento de la tasa de desempleo, demostró la indagación.
Entre los más vulnerables, advirtió el estudio, estuvieron nuevamente
las mujeres y jóvenes con bajo nivel de educación e inmigrantes, muchos de los
cuales se desempeñan en ocupaciones precarias.
Desde hace varias décadas América Latina y el Caribe es una región de
emigración neta; sin embargo, por diferentes motivos, la emigración
extrarregional se ha desacelerado en tiempos recientes y, en términos
relativos, el movimiento intrarregional ha ganado relevancia.
En casi todas las naciones comprendidas en el examen (Argentina, Brasil,
Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, República
Dominicana, Uruguay y Venezuela), más del 80% de la población inmigrante
económicamente activa provino de otros territorios del área, a excepción de
Brasil, México y Panamá.
Al decir de Cepal y OIT, “poco se
sabe actualmente de las características de la inmigración hacia países de la
región y la inserción laboral de estos inmigrantes”; no obstante, la
averiguación reveló que los inmigrantes representan un conjunto muy heterogéneo
en términos de edad, educación y características de inserción laboral.
“Existen diferencias significativas
entre los países con movimientos migratorios recientes relativamente masivos y
aquellos donde los indicadores reflejan el peso de migraciones laborales del
pasado y de otras modalidades de migración”, evaluó el análisis.
En los casos en que hay una mayor presencia
relativa de inmigrantes, precisó el documento, predomina la migración de
personas con un nivel educativo menor que el de la población nativa, y que se
desempeñan generalmente en ocupaciones y rubros que requieren menores niveles
de calificación y son poco atractivos para la población local.
Mientras en los países con una menor
proporción de inmigrantes con respecto a la población total, se encontró
predominio de una migración de personas con preparación educacional relativamente
elevada y cuyas condiciones laborales, en promedio, parecen ser mejores que las
de los trabajadores oriundos.
Donde hay fuertes flujos migratorios, agregó
el reporte, los inmigrantes suelen percibir ingresos medios más bajos que los
de los nativos, sufren elevados índices de informalidad laboral y e inferior
cobertura de seguridad social. Dentro de ese universo, las mujeres migrantes
presentan la peor situación.
Para la Cepal y la OIT, “lo ocurrido en 2015 y 2016 responde a una fase contractiva del mercado
laboral iniciada por el progresivo enfriamiento de las economías de la región
desde 2011, que se manifestó en tasas negativas del PIB regional en los últimos
2 años”.
Según reflejó el examen, los ajustes en la
cantidad, la composición y la calidad del empleo regional en 2016 también
implicaron condiciones de ingreso más precarias: los salarios medios reales
cayeron o aumentaron menos que en 2015 y los ajustes abarcaron a más países.
El desempeño de los salarios reales, junto
con la pérdida y precarización de empleos, son factores que incidieron en las
condiciones de pobreza de los hogares en 2016, sintetizó la evaluación.
Si bien la tasa de desempleo durante el año
anterior acumuló dos puntos porcentuales de incremento en relación con 2014, la
proporción todavía resulta inferior a las existentes entre fines de la década
de 1990 y comienzos de la de 2000.
Pero el panorama a corto y mediano plazos
para nada se avizora halagüeño, argumentaron la Cepal y la OIT, al considerar
factores claves como las debilidades estructurales de la economía del área, el
leve ascenso de los precios de sus productos de exportación y un entorno
internacional con mayores incertidumbres.
“En vista de que el empleo es la llave maestra para
reducir la pobreza y la excesiva desigualdad en la región, las tendencias
laborales recientes son altamente preocupantes”, consideraron la secretaria ejecutiva de la Cepal,
Alicia Bárcena, y el director regional de la OIT, José Manuel Salazar, en el
prólogo del documento.
A juicio de ambos funcionarios, urge duplicar
los esfuerzos en aras de “promover el
crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y
productivo y el trabajo decente para todos”, de conformidad con los
objetivos inscritos en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU).
El pasado 22 de mayo, la ONU advirtió que el crecimiento económico
global debe acrecentar su velocidad para hacer posible el objetivo de erradicar
la pobreza extrema para 2030. De proseguir el ritmo actual, en esa fecha un 6.5
por ciento de la población del planeta continuará en esa situación de
precariedad multidimensional.
Pese a “los grandes progresos
hechos en la lucha contra la pobreza, posibilitados por la globalización y el
progreso tecnológico, la desigualdad ha aumentado marcadamente en el mundo”,
subrayó el secretario general de la ONU, Antonio Gutiérrez.
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