Observatorio
de Conflictos la Mineros en América Latina (OCMAL)
Fuente:
AIM
Desinformémonos,
periodismo de abajo
22
julio, 2017
El 22 de julio es considerado el Día Internacional de Acción Contra la Minería a Cielo Abierto
aunque en realidad es apenas uno de 365 días en los que las comunidades que se
oponen a la megaminería llevan adelante sus acciones para garantizar la vida y
los derechos humanos frente a una industria que extrae todo y no deja nada, que
expulsa habitantes y producciones, genera desempleo, chupa el agua y la
contamina del mismo modo que lo hace con el aire y la tierra.
En todo el mundo hay pueblos
organizados que se oponen a la megaminería y llevan adelante acciones para
garantizar la vida y los derechos humanos frente a esta industria que extrae
todo sin dejar nada, que produce enfermedad para actuales y nuevas
generaciones, y genera desempleo aun cuando sus defensores dicen que es una fuente de trabajo para muchos hace con
el aire y la tierra.
Como si de un planeta descartable
se tratara, la Megaminería o minería a cielo abierto, viene a poner en jaque
los recursos naturales del planeta que habitamos, dejándonos un pasivo
ambiental de gran magnitud, que ni las generaciones futuras podrán salvar.
La historia del desarrollo
de esta actividad en nuestro país nos muestra que este tipo de
mega-emprendimientos solo beneficia a un puñado de personas, dueños e
inversores de los mismos, y para nosotros, ciudadanos argentinos, no solo no
nos trae el trabajo prometido, sino que deja a nuestros pueblos enfermos y a
los recursos naturales destruidos.
Para comprender hasta qué
punto están siendo flagelados nuestros derechos, comencemos por repasar cómo
funciona esta actividad: en las últimas décadas se ha producido un drástico
cambio en las prácticas mineras debido a la pronunciada disminución de los
minerales metalíferos tras su intensiva explotación durante el siglo pasado. El
hombre ha agotado la roca de “alto
porcentaje de ley”, es decir, aquella que tenía una elevada cantidad de
metal y en la actualidad, al hallarse el metal mucho más diseminado en ella, se
lleva a cabo una práctica notablemente más nociva como lo es la explotación de
toda una montaña para reducirla a escombros.
Los restos obtenidos son
triturados y amontonados para luego sufrir un proceso llamado lixiviado bajo el
cual son rociados con productos químicos para poder finalmente extraerle los
metales. La duración del proceso de lixiviado variará dependiendo de la ley del
mineral, y la cantidad de roca molida. En cuanto a los productos químicos que
se utilizan, dependerá de los metales que se deseen extraer. Por ejemplo, para
el caso de la obtención de oro, el cianuro de sodio es uno de los compuestos
que constituye la mezcla química que se echará sobre la roca. Esta última será
finalmente tratada con carbón o cal para obtener el metal deseado y al cabo de
todo este proceso, tanto la roca triturada con residuos de cianuro y metales
pesados, como los químicos esparcidos que quedan luego de extraer los metales,
son sencillamente abandonados en el lugar y a cielo abierto. En algunos casos,
llevan a cabo un proceso para reducir el grado de toxicidad pero los métodos
utilizados son insuficientes.
En otros casos, como sucedió
con el yacimiento Bajo La Alumbrera, quedó demostrada la contaminación del agua
de un canal de desagüe, a través del derrame del concentrado mineral sin previo
tratamiento de descontaminación. Todo el proceso en general implica un enorme
consumo de agua y electricidad. Una mina a cielo abierto puede llegar a
utilizar hasta 70 millones de litros de agua diarios y la empresa a ubicarse
entre los principales consumidores de electricidad del país.
Trabajándose con toneladas y
toneladas de roca diaria, es inevitable que no se genere una gran
contaminación. En el caso de las minas que utilizan cianuro de sodio, es
excesiva la cantidad de kilogramos de este veneno que se libera e impacta
directamente sobre el ambiente. El cianuro puede ser absorbido por las plantas,
por la piel de los animales afectando su sistema digestivo, e inhalado. También
puede afectar los sistemas acuáticos, aún en bajas concentraciones. Además
existe una variedad de metales y no metales (plomo, arsénico, uranio, etc.) que
se hallan retenidos en la roca, y que luego de todo el proceso quedan
integrados en mezcla química residual.
Beneficios para unos pocos:
Debido a una variedad de leyes de minería, las
empresas cuentan con grandes beneficios, como lo son el desmedido suministro de
agua y electricidad gratuitos y el apoyo de gobiernos locales ajustándose a sus
necesidades, construyéndoles caminos, aeródromos y demás requerimientos. Además
existen numerosos gastos tales como la realización del tendido eléctrico, la
adquisición de equipamiento, los ensayos realizados, etc., que pueden ser
asumidos por las empresas mineras, ya que luego podrán deducirlo en un 100% del
pago de los impuestos. Lo que no suelen considerar dentro de sus costos es el
otorgamiento de compensación alguna o la implementación de medidas mitigadoras,
debido al impacto que generan sus emprendimientos sobre el ambiente y la salud
humana.
Para que prospere un megaproyecto
donde solo dos cosas no llegan a ser de tamañas dimensiones: el número de
personas empleadas, debido a la alta mecanización, y el dinero que queda en el
país. Así, las empresas mineras trabajan de una manera muy estratégica y
conveniente: en algunos casos acaparan todos los sectores, desde el Poder
Judicial hasta los medios de comunicación y hospitales, a través de un sistema
de donaciones, pretendiendo de esta forma suavizar las relaciones o revertir el
rechazo de la gente hacia ellas. Bajo este modelo impuesto y sin mayor
dificultad, estas empresas multinacionales desarrollan en nuestro país la
minería contaminante. Una actividad que por sus prácticas actuales (los métodos
de extracción que utilizan), no solo contamina, sino que altera el paisaje, el curso
de los vientos, afecta la salud de la población y el ambiente y utiliza un
recurso que de por sí, en muchas de las regiones en donde se encuentran las explotaciones
es escaso: el agua.
Por si fuera poco, estos
megaproyectos tampoco tienen en cuenta las áreas que son valiosas para la
conservación de la biodiversidad. Claro ejemplo de esto son las pretensiones de
explotar los yacimientos auríferos del Famatina. Allí se ubica la Reserva
Provincial Serranías del Famatina, creada para proteger este sistema de sierras
y su biodiversidad, dado que es el principal centro de endemismos de la
provincia y uno de los más importantes del país. La falta de autoridades
idóneas en materia ambiental, con la consecuente escasez de un modelo de
desarrollo regional sustentable y la ausencia de gobernantes que prioricen la
seguridad, la calidad de vida, el futuro de sus pueblos y la protección de sus
ambientes, nos sigue arrimando a un peligro extremo. Este vacío institucional
existente, se vio reflejado una vez más con el rechazo presidencial a la ley de
protección de los glaciares. En donde, lejos de considerarse políticas
tendientes a mitigar los efectos del cambio climático y proteger el recurso del
agua, se sigue apostando a las mineras y a los gobiernos provinciales que las
apoyan. Por otra parte, las solicitudes de cateo de las multinacionales siguen
aumentando, lo cual nos deja anticipar el interés de estas empresas por
explotar nuevos sitios y continuar con el saqueo.
Nos preguntamos entonces una
y otra vez, detrás de cada nuevo pedido de explotación concedido:
.- ¿Hasta dónde llegaremos para
que las autoridades provinciales y nacionales, nuestros representantes, cumplan
con su responsabilidad de velar por el bien todos los ciudadanos?.
.- ¿Qué debemos esperar para el
futuro si se siguen autorizando explotaciones?
.- ¿Cuándo será tenido en
cuenta al pueblo para decidir qué uso se le debe dar a nuestros recursos
naturales?
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