PRINCIPIOS Y MODOS
ZAPATISTAS
Neil Harvey *
La Jornada
30 de agosto, 2013
La Escuelita Zapatista
realizada en Chiapas entre el 12 y 16 de agosto tuvo una doble función: por un
lado, se dirigió a los estudiantes que llegaron de afuera como parte de una
nueva iniciativa política del EZLN iniciada con la marcha silenciosa del 21 de
diciembre de 2012. La Escuelita es un esfuerzo de los zapatistas para dar a conocer,
desde su propio análisis y testimonios, su experiencia en la construcción de la
autonomía comunitaria, municipal y de zona, con el fin de que estas lecciones
sean útiles en otros espacios.
Representa en parte la
continuación de los informes presentados en el Encuentro de los Pueblos
Zapatistas con los Pueblos del Mundo, en 2007, pero con mayor profundidad y con
nuevos métodos de organización. La asignación de un hombre o mujer de las bases
de apoyo a cada estudiante como sus guardianes, permitió que la interacción
fuera más directa y enriquecedora, mientras las presentaciones y sesiones de
preguntas demostraron la disponibilidad de compartir no sólo avances, sino
también limitaciones, errores y, sobre todo, nuevas formas de corregirlos.
Al mismo tiempo, la Escuelita ha tenido un impacto al interior de las
comunidades zapatistas al promover la discusión y elaboración de cuatro libros
y dos DVD sobre los gobiernos autónomos, la autonomía y las mujeres, y la
resistencia, dejando una importante herramienta para la educación autónoma y la
nueva generación de jóvenes zapatistas. En el proceso se va consolidando la
centralidad de los siete principios de gobierno zapatista:
obedecer y no mandar;
representar y no suplantar;
bajar y no subir;
servir y no servirse;
convencer y no vencer;
construir y no destruir, y
proponer y no imponer.
La Escuelita entonces es un espacio de diálogo, una
oportunidad de conocer y compartir no únicamente los principios zapatistas,
sino también sus prácticas o modos. Pero, ¿qué son los modos zapatistas? Si
bien resisten la definición, es posible valorar la forma en que se expresan en
las decisiones y acciones de los miembros del EZLN.
Dichos modos se manifiestan
en la práctica, es decir, en la capacidad de responder de una manera incluyente
y creativa a los problemas que se presenten. Por medio de su práctica, los
zapatistas dan sentido a los siete principios ya mencionados.
Durante la escuelita Se presentaron cinco temas:
gobierno autónomo,
mujeres,
resistencia,
justicia y
democracia.
En cada uno, las prácticas
revelan diversos procesos de análisis, consulta y reflexión que sustentan este
modo zapatista de responder a nuevos retos y problemas.
Por ejemplo, la creación de
las Juntas de Buen Gobierno (JBG) a escala regional respondió a los problemas
de desequilibrio entre los municipios autónomos que se habían formado a finales
de 1994. Como resultado de esta reorganización, se permite la mejor
distribución de apoyos solidarios entre todas las comunidades y municipios
zapatistas.
En cuanto a la participación
de las mujeres, en las JBG se ha ido logrando una representación más equitativa
(por ejemplo, la composición de la JBG de La Realidad pasó de una a 12 mujeres
entre 2003 y 2011), pero todavía hay limitantes basadas en el machismo en
muchas comunidades, que no permiten la participación plena del sector femenino
en el trabajo organizativo. Frente a este problema, los zapatistas están
tratando de cambiar esa actitud enseñando que el machismo no viene de la
cultura indígena, sino de los colonizadores, y que fueron los patrones y
finqueros quienes impusieron la idea de que la mujer no tiene los mismos
derechos que los hombres, de tal manera que ahora vencer el machismo no implica
ir contra la costumbre indígena, sino resistir juntos, hombres y mujeres, este
tipo de dominación y construir nuevas formas de convivencia.
La autonomía también se
construye en la resistencia a las muchas estrategias contrainsurgentes que se
han desatado en Chiapas.
Ejemplos notables son la
decisión de construir cinco Aguascalientes después
de la destrucción del Aguascalientes en Guadalupe Tepeyac por parte del
Ejército, en 1995, y la forma en que se enfrentan los problemas económicos
actuales mediante la creación de nuevos bancos zapatistas que permiten
solventar elevados gastos médicos a una tasa de interés de 2%, o fomentar
nuevos trabajos colectivos que permiten a los jóvenes quedarse en sus comunidades
y así evitar la migración.
En cuanto a la justicia, los
zapatistas plantean la rehabilitación como la mejor manera de establecer
condiciones reales de mayor seguridad y evitar la corrupción asociada con el
pago de multas que se da en el sistema oficial. La rehabilitación muchas veces
se logra con el trabajo colectivo y el aprendizaje de un oficio que permite la
reintegración comunitaria en vez de la continuación de delitos. También es
importante señalar que las autoridades zapatistas buscan que las partes en
disputa logren acuerdos para evitar mayores problemas.
Finalmente, el modo
zapatista de practicar la democracia busca la más amplia participación posible.
Por ejemplo, la JBG de La Garrucha cuenta con 24 autoridades electas en voto
secreto. Su periodo es de tres años, pero el trabajo se reparte entre tres
grupos de ocho, quienes se turnan cada 10 días. Tampoco se limita la democracia
a elecciones, sino que es algo que se promueve en cada espacio y tiempo. Por
ejemplo, las propuestas de las JBG para implementar cualquier proyecto tienen
que ser presentadas y discutidas en las asambleas de cada comunidad de la zona.
Desde ahí se pueden modificar las propuestas e incluir otras consideraciones.
Los modos zapatistas se
manifiestan así en sus formas de gobernar y crear alternativas viables. Son las
prácticas las que mantienen abiertos los espacios necesarios para que todos
puedan participar como iguales en la discusión y aplicación de los diversos
proyectos, y así seguir construyendo, corrigiendo y avanzando. Estos son los
modos zapatistas.
* Neil Harvey:
Profesor-investigador de la Universidad Estatal de Nuevo México, campus Las
Cruces.
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