Trabas y acoso de
la institución carcelaria de sur a norte.
Luis Fernando
Sotelo y Fernando Bárcenas
Texto: G. P.
Fotografía de
portada: Regina López
licencia copyfarleft P2P
Agencia Autónoma de Comunicación SubVersiones
02 agosto, 2017
Celia Zambrano y Ana María Castillo,
madres de los presos Luis Fernando Sotelo Zambrano y Fernando Bárcenas
Castillo, así como la campaña «Luis
Fernando Libre», realizaron una conferencia de
prensa el pasado 28 de julio para hablar de la violencia que sufren sus hijos
en los recintos carcelarios, así como para denunciar las distintas trabas que
los órganos burocráticos le han impuesto a cada uno de sus procesos penales.
La institución carcelaria no
soporta los intentos de organización que estos jóvenes han llevado acabo, por
lo que hace todo lo posible para castigarlos e intentar llevarlos al límite de
su resistencia.
La defensa de Luis Fernando
Sotelo, quien fue secuestrado por el Estado desde el 5 de noviembre de 2014,
acusado de incendiar un metrobús durante la 5ª Jornada Global por Ayotzinapa,
está esperando la resolución del magistrado del Segundo Tribunal Colegiado a
cargo de José Antonio Montalvo Martínez, cuya fecha límite es hoy miércoles 2
de agosto. Y los miembros de la campaña Luis Fernando Libre, se encuentran a la
espera de la resolución del amparo directo, que es el último recurso que le queda
a la defensa, después de casi tres años de irregularidades y falta de evidencia
en un caso que ha probado ser fabricado:
La sentencia inicial había
escalado a 33 años y 5 meses de prisión, pero se apeló a tiempo y logró
reducirse a 13 años y 15 días, además de casi 9 millones de pesos por
reparación de daños. Todo esto, sin testigos ni pruebas contundentes por parte
del Estado. Este 2 de agosto, se cumplirá el mes dentro del cual el magistrado
prometió que se daría la resolución del amparo directo que fue presentado. Al
saber que las autoridades no hacen sino falsas promesas se llamó a acosar vía
telefónica dichas oficinas hasta que se dé respuesta. En caso de no ser así, se
tomarán las instalaciones del Segundo Tribunal para aumentar el nivel de presión
y que se sienta que Luis Fernando no está solo.
Las trabas no son sólo
jurídicas. Dentro de la cárcel, a Luis Fernando no se le permite trabajar o ir
al patio común de los presos. Después de 2 años y 8 meses de cárcel, aún
permanece en la sección de ingreso. Su condición es la de estar en un espacio
de tránsito, dónde no goza de los «privilegios»
del resto de los presos. No puede trabajar ni estudiar, así como generar alguna
relación humana duradera, debido a que la mayoría de las personas que llegan
ahí están de paso. El sentido de todo esto es romper la compostura moral de
Fernando, es por eso que se invita a la gente a cartearse con él y establecer
un vínculo que lo ayude a cabalgar esa soledad.
Para Fernando Bárcenas los
últimos meses han sido particularmente fuertes. Él cumple una condena de 5 años
y 9 meses, acusado de quemar un árbol de
navidad en el marco de las protestas contra el alza del metro. Las trabas
burocráticas para él se han manifestado en que se le negó la posibilidad de
libertad condicional aunque había cumplido las horas de trabajo necesarias
acorde a su condena, bajo el pretexto de que había trabajado demasiadas horas
en muy poco tiempo.
Fernando se ha organizado
dentro de la cárcel desde su ingreso, ha publicado una serie de fanzines titulados El
Canero, cuyo 5º número está casi listo. Esta publicación consiste en textos
y dibujos de varios presos acerca de la condición carcelaria, textos que
Fernando recolecta y transcribe para publicarlo después. A Fernando lo
regresaron al Reclusorio Norte en febrero, después de que durante su última
huelga de hambre lo llevaran al Centro de Ejecución de Sanciones Penales, pero,
en lugar de volver al Anexo 3 donde había estado, lo trasladaron a las torres
de Seguridad Institucional de la penitenciaría. Ahí estuvo aislado hasta el 25
de julio. El aislamiento en sí mismo obliga a una lucha constante frente a
condiciones de tortura, donde se niega la comida y la convivencia; sin embargo,
aunado a todo esto, el 13 de julio otro interno agredió físicamente a Fernando,
lo cual comenzó una situación de acoso constante. Mientras que el otro preso
seguía su vida, los custodios castigaban a Fernando cada vez que tenía un
encuentro con aquel. El otro recluso empezó a robarle y violentarlo, con
completo cobijo de las autoridades. Incluso, se presentaron situaciones donde a
Fernando, quien presentaba fuertes heridas, se le negó la visita del médico
mientras que al otro preso no.
Este episodio terminó en que
Fernando fuera asilado en una celda abandonada con ratas y mucha humedad,
además de que todas sus cosas fueron decomisadas y destruidas por los
custodios, quienes al encontrar El Canero lo
amenazaron de muerte si no se quedaba callado. Por suerte, gracias a las
llamadas telefónicas para presionar a la institución, el 25 de julio Fernando
regresó al anexo 3 con la población común. Con varios kilos menos y presentando
infecciones en la piel debido a la última celda en la que estuvo, por lo menos
pudo regresar y restablecer la convivencia. Aunque esto parezca una victoria,
hay que permanecer atentxs porque en cualquier momento la institución puede
hacer que otro preso lo violente.
La presión
institucional no sólo se ejerce en las trabas burocráticas y en la violencia
física y psicológica hacia los presos, sino también en un acoso emocional y
económico a las familias. Para Ana María Castillo y Celia Zambrano el cansancio
empieza a cimbrar, pero eso no implica que vayan a parar sino hasta conseguir
la libertad de sus hijos.
Para seguir presionando por Luis Fernando por
carta o llamada:
Magistrado José Alfonso Montalvo Martínez
Revolución 1508, Torre A, Piso 3 y 4, Colonia Guadalupe Inn
Delegación Álvaro Obregón, Código Postal 01020
Teléfono: 56626086, ext. 5505
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