Cuando el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) le propuso al Congreso Nacional Indígena (CNI), formar un
Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y nombrar a una vocera que sería registrada
como candidata independiente a la presidencia de la república, sabía que ambas
organizaciones por momentos tendrían que ajustar sus tiempos al «calendario de los de arriba».
El reto será entonces mantener los propios, a la vez
que se cumplen los requisitos burocráticos establecidos por el Instituto
Nacional Electoral (INE), institución que heredó el descrédito del desaparecido
Instituto Federal Electoral (IFE), pues bajo ninguna sigla se ha logrado
erradicar el clientelismo, la corrupción y los fraudes. Por el contrario, se
han reforzado.
Todos los partidos han
caído, en mayor o menor medida, en estos males. Y la gente lo sabe. De ahí que
en las elecciones en México, la abstención siempre supera por mucho al
porcentaje del candidato o candidata más votado. Por supuesto, eso no significa
que la mayoría apoye una alternativa más radical, como la vía armada. Pero tal
vez sí respalde una más atípica. Esa es la apuesta del CNI.
Los votos serán lo de menos,
se entiende que el piso no es parejo. Lo que se pretende, según las
declaraciones de la vocera del CIG, María de Jesús Patricio Martínez
(Marichuy), es aprovechar el revuelo que genera la coyuntura electoral para
organizarse como pueblos indígenas y mostrarle al país que existen otras formas
de hacer política, en las que se practica el mandar
obedeciendo de
acuerdo a las necesidades de cada comunidad.
Las reglas y los tiempos del INE
Sin embargo, el CNI tendrá que jugar bajo reglas
ajenas y cumplir con varias formalidades antes de empezar a recorrer el país
para difundir su mensaje.
En primer lugar, tuvo que
constituir una Asociación Civil, a la que denominó «Llegó la hora del florecimiento de los pueblos»,
con la ayuda de decenas de académicos e intelectuales afines al zapatismo. No
podía ser de otra forma dado que así lo exige el Artículo 368, apartado 4, de
la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
En segundo, el pasado 29 de agosto el INE
estableció que de acuerdo al corte de la
lista nominal hecho el 11 de agosto de 2017, el mínimo de firmas necesarias
para registrar una candidatura independiente a la presidencia es de 864 mil 536.
Dichas firmas se podrán recabar entre
el 10 de octubre de 2017 (fecha
en que se hace entrega de la constancia de
aspirante) y el 6 de febrero de 2018, mediante una aplicación que
funciona sobre teléfonos de «gama media y
alta» con el sistema operativo Android 5.0 e iOS 8, o superior.
Para firmar es necesario
contar con una credencial de elector vigente. Cualquiera puede checar si la
suya es válida en la página: http://listanominal.ine.mx/.
Por supuesto, firmar no implica votar por la hasta ese momento aspirante, sino
solo contribuir a que se le abra un espacio en las boletas.
Además, según el Artículo
371 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, los
apoyos deben cubrir por lo menos el 1% de la lista nominal en 17 estados de la
república. El siguiente es un cálculo aproximado de las firmas necesarias por
cada entidad.
La aproximación en todo caso
es igual o ligeramente mayor a lo requerido,
dado que se utilizó la lista nominal del 1 de septiembre de 2017, en
la que los números han aumentado.
Finalmente la solicitud de
registro deberá entregarse entre el 8 y 11 de marzo de 2017. Los resultados de la verificación
del «apoyo ciudadano» se darán a
conocer el 23
de ese mismo mes, siendo el
día 29 cuando se
da la aprobación del registro para las candidaturas de la elección federal.
No todo México es territorio
Telcel
En cuanto al método mediante el cual se registrarán
las credenciales de elector de aquellos y aquellas que apoyarán la candidatura
de Marichuy, sobra decir que el INE ignoró por completo la aún importante brecha digital que
existe entre aquellas personas acostumbradas al uso de computadoras, tabletas y
teléfonos inteligentes, con acceso regular a una conexión de Internet decente;
y aquellas que nunca han utilizado dichas tecnologías.
Según la más reciente Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la
Información
en los Hogares, realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI); un 40.5% de los mexicanos y mexicanas no usan Internet. Un 26.4% no cuenta con un teléfono móvil y del 73.6% que sí, un 24% utiliza un celular común que apenas y cumple las funciones básicas.
en los Hogares, realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI); un 40.5% de los mexicanos y mexicanas no usan Internet. Un 26.4% no cuenta con un teléfono móvil y del 73.6% que sí, un 24% utiliza un celular común que apenas y cumple las funciones básicas.
Los resultados del INEGI no
sorprenden. Si bien el uso de las tecnologías de la información se ha extendido
en los últimos años, éstas han sido adoptadas principalmente por jóvenes y
adultos de entre 12 y 44 años que viven en entornos urbanos. Otros factores que
inciden en su mayor o menor aprovechamiento son el grado de escolaridad y los
índices de pobreza y marginalidad. Veracruz, Chiapas, Guerrero y Oaxaca son los
estados en los que menos se usa el teléfono celular.
Muchas personas que podrían
haber participado recolectando apoyos, dependerán de otras para mostrar el
propio. Gente que no sabe mucho de teléfonos inteligentes, sistemas operativos,
memes o redes sociales; pero posee esa sabiduría profunda que se obtiene al
defender todos los días a sus comunidades y territorios de los intentos de
despojo.
Tejiendo redes de apoyo y
organización
Aunque por supuesto, en el CNI existen jóvenes y no
tan jóvenes que hacen un uso cotidiano las tecnologías mencionadas. Además de
que las simpatías que despiertan en muchas ciudades no es menor. México,
Guadalajara, Puebla, Xalapa, Tijuana, San Cristóbal de las Casas y muchas
otras, cuentan con personas y colectivos dispuestos a tejer redes de apoyo para
el CIG y su vocera.
En varios estados se han
llevado a cabo reuniones con ese objetivo y en los próximos días concejales y
concejalas estarán visitando varias universidades. La organización que se
derive de estos encuentros resultará fundamental para que, como dijera el
abogado y miembro del CNI Carlos González, éste pueda «colarse en la fiesta de los de arriba para echárselas a perder».
En el comunicado en
el que el EZLN explicó detalladamente la
propuesta se apuntó:
Les dijimos que no importaba si ganaban o no la presidencia de la
República, que lo que iba a importar era el desafío, la irreverencia, la
insumisión, el quiebre total de la imagen del indígena objeto de la limosna y
la lástima (imagen tan arraigada en la derecha y, quién lo dijera, también en
la izquierda institucional del «cambio verdadero» y sus intelectuales orgánicos
adictos al opio de las redes sociales), que su atrevimiento cimbraría al
sistema político entero y que tendría ecos de esperanza no en uno, sino en muchos de los Méxicos de
abajo… y del mundo.
Así, no quieren un lugar en
el juego para ganarlo, saben que los dados están cargados. No son ingenuas e
ingenuos. Su intención es más simple: patear el tablero, mostrar una vez más
los absurdos límites que el sistema político mexicano le impone a la gente se
organiza y trabajar para lograr una coordinación a nivel nacional con el fin de
propiciar cambios realmente significativos.
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